El Hostal del Cónsul. ¿Lo mató un fantasma? 2d71y

Estoy delante de uno de los hoteles abandonados más misteriosos de toda España el Hostal del Cónsul en la Unión Murcia Aquí su dueño, un hombre llamado Alfonso Martínez que había sido cónsul de la Costa de Marfil apareció acribillado, apuñaladas en el interior de su propio hotel Lo más extraño de todo es que las puertas y las ventanas estaban cerradas a cal y canto La policía tuvo que forzar una de las ventanas para poder entrar ¿Por dónde salió el asesino o asesina de Alfonso Martínez? ¿Tiene una habitación libre? Es una pregunta a la que ya no contesta nadie en la recepción del hotel del antiguo Hostal del Cónsul de la Unión en Murcia, España ¿Dónde está la pista de tenis? ¿Dónde está el bar? Son interrogantes que requieren que nuestra imaginación desplegue sus alas sobre el edificio en ruinas que alguna vez alojó huéspedes fiestas, partidas de cartas, juegos de tenis y besos prohibidos Un ambiente singular de aromas africanos envolvía a su dueño, Alfonso que había sido cónsul en Costa de Marfil Algunos cuentan que era amigo de extraños rituales Otros dicen que todo es mentira mientras las leyendas se multiplican Pero la única verdad es que Alfonso Martínez Saura apareció asesinado con más de 60 puñaladas en el interior de su propio hostal ¿Quieren habitación o quieren algo inexplicable? El Hostal del Cónsul estaba cerrado por dentro con pestillos y no había nadie, solo el cadáver de su dueño ¿Por dónde entró y salió el asesino? El cónsul era un hombre excéntrico Desde muy joven se había dedicado a viajar por todo el mundo Sus pies fueron a parar en África, donde llegó a ser cónsul de Costa de Marfil De ahí el apodo con el que era conocida su persona y el nombre con el que fue bautizado el hostal que abrió en la Unión Al parecer Alfonso iba siempre vestido con ropas africanas cosa que llamaba muchísimo la atención Era un hombre misterioso que afirmaba convivir con un dichoso fantasma que le molestaba tocando la puerta del hostal La historia bien podría parecer graciosa e incluso anecdótica de no ser porque varios de los amigos de Alfonso incluidos de la policía local que acudían allí por las noches oían cómo tocaban a la puerta y no había nadie al otro lado cuando se acudía a abrir Esto podría seguir pareciéndonos de risa de no ser porque fui personalmente al lugar y me di cuenta de que para tocar la puerta teníamos que subir una empinada larga y peligrosa escalera de una veintena de peldaños que hacía bastante difícil por no decir imposible imaginar la idea de que alguien pudiera subir hasta allí para tocar la puerta y tener tiempo de huir bajando las escaleras antes de ser sorprendido ¡Hemos llegado! ¡Por fin! ¡Flípalo! Pero sigamos paseando por este lugar Bajo algún hijarro disfrazado de escombro se deslizan los insectos en la reconquista de sus dominios El Hostal del Cónsul, una construcción circular con mirador asiduo a una especie de mango en el que se distribuían las habitaciones era un lugar en el que se podía divisar el campo cartagenero y la manga mientras te tomabas una copa escuchabas música echabas una partida de cartas o algo más excitante Al fin y al cabo, estaba en el campo alejado del núcleo urbano perdido en las afueras y lejos de miradas indiscretas Pero había algo de lo que tal vez no podía esconderse la mirada de un fantasma que insistía Una noche el policía local Antonio Mata que acababa de salir de servicio fue con un compañero a tomar una copa al hostal Tocaban a la puerta ¿No vas a abrir, Alfonso? Los policías se extrañaron No, si no hay nadie, ¿para qué? Esa era la respuesta resignada del cónsul que todavía podemos oír trasladándonos aquella noche Seguían tocando a la puerta y los policías le decían a su amigo ¡que abriera! y aquel contestaba que no que era un fantasma que a veces se ponía pesado como aquella noche Si no abres tú, abrimos nosotros y Alfonso les retaba ¿Ya ves?