HISTORIA DE UNA EPOCA; JUAN SALAZAR Y LOS TOROS 323j4

Historia de una época, con Javier García Isaac.

Estamos en Historia de una época, estamos en Informa Radio, y hoy con un invitado muy especial, no, con un amigo muy especial con el que llevo mucho tiempo haciendo programas de radio, un gran aficionado, si yo les hablo de los toros de nuestra historia, ustedes saben perfectamente quién es.

He de decir que me ha costado, iba a decir años, convencerle para que participara en este programa, pero vamos, yo sé que a él no le gustan los focos, no le gusta la imagen, es una persona modesta, pero es un grande, un grande como persona y un grande como aficionado, y además ustedes lo saben y lo dicen, muchos de ustedes nos dicen, mire, yo los toros a mí ni me van, ni me lleguen, ni me gustan, pero escuchar a Juan Salazar me está haciendo que me aficione por los toros.

Entonces, bueno, Juan, ¿cómo estás? Juan Salazar, hoy en Historia de una época.

Pues muy bien, bueno, abochornado por lo que estás diciendo, nada, nada.

Los grandes somos todos los que, todos somos grandes, los que pasamos por taquilla, pagamos y vamos, con los tiempos que vivimos, todos somos grandes aficionados, pasar por taquilla y pagar, o sea que...

Eso es verdad también, tan y como están los tiempos.

Fíjate que los años que nos conocemos, ¿cuántos programas llevamos ya? Pues mira, yo llevo la cuenta, acabamos de hacer hoy el 293, que a mí me parece mentira, o sea, yo no hubiera dado un duro, aquel primer día que nos conocimos, que vine yo a un programa tuyo y a la salida nos tomamos un café y tomándonos un café me liaste de mala manera.

Es verdad, es verdad, tú venías, yo te entrevisté en radio ya, en la boca del lobo, por un libro.

Un libro que tú...

Remembranzas imaginarias.

Remembranzas imaginarias.

Y salimos y...

Juan, mira que yo, hombre, que soy aquí para hablar de...

Pero me dijiste una cosa, que tú que eres muy listo, seguido dijiste a este y le voy a pinchar por donde no me va a poder.

Dijiste eso de...

Tanto aficionados que sois y luego os ofrecemos los micrófonos si no queréis venir.

Y aquello me llegó al corazón, dije, no te preocupes que yo vengo.

Es que yo tenía muchas ganas de hacer un programa de toros, pero nadie quería hablar. Esto me pasa con los programas de caza.

Digo, vamos a hacer un programa de caza a los que les gusta la caza.

Yo he sido cazador, tampoco soy nada del otro mundo.

Es verdad que me gusta el espectáculo, me gusta, pero luego a lo mejor me da ya miedo...

No miedo, me da pena coger el conejo muerto.

O el de pelús.

Y ofrecía gente, hacía un programa de caza, y nadie se apuntaba.

Y en cambio tú cogiste el guante inmediatamente.

Inmediatamente vamos.

Sí, bueno, con ese argumento no me lo pude pensar mucho.

Eso ha pasado 8 años.

Sí, vamos por la octava temporada.

La octava temporada, 8 años ya.

Y yo me lo paso estupendamente, viendo y revisando cosas.

Y yo me lo paso contigo fantásticamente hablando.

La boca del lobo dura hasta las 12 del mediodía, pero es verdad que a esas horas, 11 menos 4, 11 menos 20, yo ya me retiro.

En cambio contigo, bien con ese, que es cuando lo hacemos en directo, aguanto.

Además disfruto mucho.

Y Juan, todos coinciden en lo que tú sabes, tu sabiduría, cómo lo cuentas.

A la gente le enganchas.

Me parece que Andrés ha sido para la radio.

No, no, no, no, en absoluto.

Sabiduría, no, no, no.

Los maestros, mira, yo siempre lo digo, Rafael Cabrera es un verdadero maestro.

Que ha venido a estos micrófonos, amigo.

Es un buen maestro.

Hay maestros.

Sabiduría no.

En los programas lo que pasa es que si los preparo, preparo, o sea, no lo tengo en la cabeza y las fechas y la fecha de alternativa y la fecha de no sé, yo no los preparo y me los preparo porque yo soy malo para improvisar, no tengo esa capacidad y esa cabeza y disfruto enormemente porque en un momento dices venga vamos a ver este torero que a lo mejor pues tengo tres cuatro cosas en la cabeza, venga vamos a ver un poco y me encuentro con cosas fascinantes o sea que yo soy la verdad es que en fin y saber saber lo que pasa es que uno pues hoy es el día