
Descripción de El heroe de las eras 3 4h4366
El héroe de las eras es una novela de fantasía escrita por el autor estadounidense Brandon Sanderson. Su versión original fue publicada el 14 de octubre de 2008 por Tor Books y la traducción en español fue publicada en España por la editorial Nova en 2010. Es la tercera novela de la trilogía original de Nacidos de la bruma, siendo la conclusión de esta primera etapa de la saga. Ya en 2011 le seguiría Aleación de ley, la primera de la tetralogía de la segunda edad de mistborn. 266h4h
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De las cosas más nimias. También les pagaba para que me instruyeran en la historia del imperio. Creía que todo era perfecto, tan ordenado, tan pacífico. Y entonces, ¿trataron de matarme? Resulta que soy medio esca. Mi padre quería un hijo desesperadamente y mi madre era estéril. Tuvo dos hijos con una de las criadas. Mi madre incluso lo aprobó.
Sacudió la cabeza. ¿Por qué hacer algo así? Continuó. Quiero decir, ¿por qué no elegir a una noble? No, mi padre eligió a la criada. Supongo que se encaprichó o algo. Agachó la cabeza. Para mí fue mi abuelo, dijo Fantasma. Yo no llegué a conocerlo. Crecía en las calles. A veces desearía haberlo hecho yo también, contestó Veldre. Entonces tal vez todo esto tendría sentido. ¿Qué haces cuando los sacerdotes a quienes has estado pagando para que te instruyan desde que eres una niña, hombres en quienes confiabas más que en tus propios padres, vienen a llevarte para ejecutarte? Yo también me habría muerto. Fui con ellos.
¿Entonces? —¿Entonces qué? —preguntó Fantasma.
—¡Me salvasteis! —susurró ella. —La banda del superviviente. Derrocasteis al honor legislador. Y en el caos todo el mundo se olvidó de la gente como yo. Los obligadores estaban demasiado ocupados tratando de complacer a Strath.
—Y entonces tu hermano tomó el mando. Ella asintió en silencio.
—Creí que sería un buen gobernante. Es un buen hombre. Solo quiere que todo sea estable y seguro. Paz para todos. Sin embargo, a veces, las cosas que le hace a la gente, las cosas que pide a la gente...
—Lo siento —se compadeció Fantasma.
Ella sacudió la cabeza.
—¿Y entonces llegaste tú? Salvaste a esa niña justo delante de Kellion y de mí. Viniste a mis jardines y ni siquiera me amenazaste. Pensé... Tal vez sea como cuentan las historias. Tal vez nos ayude. Y como la idiota que siempre soy, vine aquí.
—Ojalá las cosas fueran tan sencillas, Veldre —dijo Fantasma.
—Ojalá pudiera dejarte marchar. Pero esto es por el bien mayor.
—Es lo que Kellion dice siempre, ¿sabes? Fantasma vaciló.
—Sois muy parecidos vosotros dos —añadió ella.
—Enérgicos, autoritarios. Fantasma se echó a reír.
—No me conoces muy bien, ¿verdad? Ella se ruborizó.
—Eres el superviviente de las llamas —dijo.
—No creas que no he oído los rumores. Mi hermano no puede mantenerme al margen de todas sus reuniones. Los rumores pocas veces son creíbles. Formas parte de la banda del superviviente. Fantasma se encogió de hombros.
—Eso es cierto, pero por accidente. Ella lo miró frunciendo el ceño.
—Kellsier escogió a los demás —dijo Fantasma. Ham, Brisa, Sazed, incluso Bean. Escogió también a mi tío. Y al hacerlo, me tuvo a mí de regalo.
Yo nunca formé realmente parte de todo aquello, Veldre. Era una especie de observador. Me encargaban vigilar y ese tipo de cosas. Me sentaba en las sesiones de planificación, y todo el mundo me trataba como al chico de los recados. Debí de llenar la copa de brisa un centenar de veces durante aquel primer año. Un atisbo de diversión asomó en el rostro de Veldre. —Haces que parezca que eras un criado.
—Más o menos —dijo Fantasma sonriendo. No hablaba muy bien. Me había acostumbrado a hablar en el argot callejero del Este, y todo lo que decía era un galimatías. Dicen que todavía conservo el acento, así que me quedaba callado casi todo el tiempo, cohibido. La banda era amable conmigo. Pero yo sabía que me ignoraban. —Y ahora estás al mando de todos.
Fantasma se rió. —¡No! En realidad es Shazed quien está al mando. Brisa también es mi superior, pero me deja dar órdenes porque es demasiado perezoso para hacerlo él. Le gusta obligar a la gente a hacer cosas sin saberlo. La mitad de las veces estoy seguro de que las cosas que digo son ideas que él me ha metido en la cabeza de algún modo. Veldre sacudió la cabeza.
—El Terriza no está al mando, pero si te consulta a ti. Solo me deja hacer lo que él no quiere hacer —repuso Fantasma. Shazed es un gran hombre, uno de los mejores que he conocido.
Se encuentra más a gusto estudiando un proyecto y tomando notas que dando órdenes. Así que solo quedo yo. Hago el trabajo que todos los demás no hacen porque están demasiado ocupados.
Veldre guardó silencio unos instantes y luego por fin tomó un sorbo de té.
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