La Galaxia del Girasol, una espiral con brazos fragmentados 5u1m6l

Bienvenidos a Bajo las Estrellas, un podcast donde exploramos y compartimos la experiencia de observar el cielo nocturno.

Hoy nos sumergimos en una galaxia fascinante, M63, también conocida como la galaxia del girasol.

Es una espiral preciosa, la verdad, en la constelación de Canes Benatitzi, los perros de caza.

Pero tiene algo que, bueno, que intriga a los astrónomos.

¿Verdad? M63, o bueno, NGC 5055, que es su otra denominación, es lo que llamamos una galaxia floculenta.

Sí, eso significa que sus brazos espirales son como fragmentados, ¿sabes? Como algodonosos, no están tan definidos como en otras espirales.

Y lo más curioso, no tiene una barra central visible.

Ah, y eso es raro, ¿no? Porque muchas galaxias espirales sí tienen esa estructura, esa especie de barra en el centro.

Muy raro, sí.

Sobre todo para una galaxia con su masa.

Las simulaciones dinámicas lo que predicen es que discos como el de M63 deberían formar una barra casi inevitablemente, así que su ausencia es un pequeño misterio.

Bueno, un misterio que la investigación reciente intenta desentrañar.

Vale, entonces, ¿qué sabemos sobre M63 gracias a estudios como el que tenemos aquí? Que se basa en datos de Things y Heracles, ¿no? Pues mira, sabemos bastante sobre su estructura y su movimiento.

Tiene un perfil fotométrico, bueno, lo que sugiere es que hay dos discos estelares y un núcleo central muy, muy pequeño, casi puntual.

Luego está su curva de rotación, que mide cómo giran sus estrellas y el gaz.

Alcanza unos 210 kilómetros por segundo y se extiende, fíjate, hasta casi 40 kiloparsecs.

Una barbaridad.

¡Guau! ¿Y qué nos dice esa rotación sobre el misterio ese de la barra que no está? Pues aquí viene lo interesante.

Al descomponer esa curva de rotación, digamos, para estimar cuánta masa hay de cada tipo —estrellas, gas, materia oscura—, pues los resultados apuntan consistentemente en una dirección sorprendente.

¡Cuenta, cuenta! ¿Qué es lo sorprendente? Pues parece que dentro de su radio óptico, o sea, la parte más visible de la galaxia, la masa bariónica —esos son las estrellas y el gas, lo que vemos— domina sobre la masa de materia oscura.

O al menos es comparable.

La proporción de materia oscura respecto a la bariónica es relativamente baja ahí dentro.

Calculan que entre 0.6 y 1.2 veces, más o menos.

Depende un poco del modelo de halo oscuro que uses, claro.

O sea que tiene como menos materia oscura en su interior de lo que se esperaría.

Y eso, eso podría explicar por qué no formó una barra.

Podría ser un factor clave, sí.

El estudio sugiere que una combinación de, bueno, de ese bajo contenido de materia oscura y quizá un pasado un poco violento, una fase inicial muy inestable, donde el disco se fragmentó formando como grumos estelares, pues esa combinación podría haber resultado en un disco sin barra.

Y la presencia de gas hoy explicaría por qué sigue teniendo esa estructura floculenta, tan algodonosa.

Qué interesante.

O sea que M63 no es solo una cara bonita en el cielo, sino que es como un laboratorio cósmico que desafía a nuestros modelos.

Totalmente.

Nos recuerda que aún hay mucho, muchísimo que aprender sobre cómo evolucionan las galaxias.

Estudiar objetos como M63 nos ayuda a refinar esas teorías, esa aparente contradicción entre su estructura y lo que predicen las simulaciones, bueno, eso es lo que impulsa la ciencia al final.

Pues puede pensar en ese enigma dinámico que esconde.

¿Qué otras sorpresas podrían guardar galaxias que parecen, pues eso, tranquilas? Exacto.

Cada galaxia es un mundo, con su propia historia.

Pues con esa pregunta nos despedimos por hoy.

Si quieren seguir explorando las maravillas y misterios del cosmos a través de la astrofotografía, os invito a visitar mi blog, Bajo las Estrellas Astrofotografía.

Hasta la próxima observación.