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La farsa del cine español. Vivir siendo un parásito.

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7/3/2025 · 11:54
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El pasado sábado 8 de febrero se celebraron los Premios Goya, el gran escaparate del cine español. Como siempre, el evento se llenó de todas las personalidades del séptimo arte de nuestro país. Una gala llena de glamour y discursos grandilocuentes de toda índole.

O al menos eso pensó la productora María Luisa Gutiérrez al recibir el Goya la mejor película por la infiltrada. En su discurso de agradecimiento expresó su apoyo a las víctimas del terrorismo y defendió la libertad de expresión. Estas declaraciones generaron comentarios negativos en las redes sociales y devolvieron a la palestra un debate que sigue encendiendo las alarmas de un gran sector de la población, la relación entre la ideología y las subvenciones que recibe el cine español. Es llamativo cuanto menos como en un país como España, con su historia, sus aciertos y desaciertos, parece que sólo proliferan los filmes que cumplen con un determinado tipo de relato. Son pocas o ninguna las veces que una película con una carga ideológica, digamos, de derechas, se estrena por todo lo alto o es promocionada por los medios públicos. Y si aparece algo relacionado con la derecha, normalmente se corresponde con que uno o varios de los personajes son una caracterización burda y exagerada de lo que hoy se conoce como ser un facha.

Otra cosa curiosa es que suelen ser los filmes afines a determinados marcos ideológicos los que consiguen las subvenciones que cada año se reparten. Pareciera que sólo las películas con cierta carga política son apoyadas, promocionadas y subvencionadas. Además, el relato es claro, sin las subvenciones el cine español desaparecería y, por tanto, debemos protegerlo. Sin ir más lejos, en la gala de los premios Goya celebrada en 2020, el actor y director Eduardo Casanova durante su paso por la alfombra roja declaró, al presidente del gobierno le pediría más dinero para hacer nuestras películas. Nuestras películas necesitan dinero. Este tipo de galas está muy bien, pero necesitamos dinero público para el cine. Estas palabras generaron controversia especialmente considerando que su película Pieles recibió subvenciones públicas y, sin embargo, tuvo una recaudación limitada en taquilla. Porque por mucho que estas personas hablen de arte, de industria o de cultura, lo cierto es que sin subvenciones públicas a veces no podrían ni encender una cámara. Y aquí está el problema, nos hacen pagar por algo que no consumimos y que en muchos casos tampoco nos aporta nada.

Las cifras son claras, millones de euros en ayudas para películas que no ve nadie. Pero esto no va solo de dinero, también va de ideología. El cine español como industria es un agujero negro de subvenciones y un altavoz de propaganda estatal. Pero claro, si hay estados de por medio, podemos esperar lo peor. El cine siempre ha sido una herramienta de control ideológico. En la dictadura franquista teníamos el nodo, un noticiero obligatorio antes de cada película para asegurarse de que la gente recibiera la dosis de propaganda adecuada. Hoy el mecanismo ha cambiado, ahora la propaganda se disfraza de arte y buenas intenciones. Pero el cine español no es una industria en el sentido real de la palabra, es un chiringuito ideológico financiado por el Estado, el cual es deficitario y en muchas ocasiones ajeno a los gustos de los consumidores. Si hablamos con los números, en 2023 el Ministerio de Cultura destinó casi 117 millones de euros en subvenciones al cine. Por poner ejemplos, el no cumpleaños de Abba recibió un millón de euros en subvenciones y no hay datos públicos de recaudación.

Lo que nunca te dije, también tuvo un millón de euros en ayudas y su recaudación fue de menos de 1.500 euros. Por otro lado, Viaje a alguna parte recibió casi 320.000 euros en subvenciones y recaudó unos 4.500 euros. Y aunque los números de recaudación son los que son, argumentos como el de Antonio de la Torre de que el cine español genera mucho más de lo que recibe, todavía pululan y se asientan en el imaginario social sin tener en cuenta que se basan en una visión sesgada y en datos que no reflejan la realidad completa. Quienes defienden la rentabilidad del cine español suelen usar cifras macroeconómicas como que el cine español representa el 0,72% del PIB, que genera 8.400 millones de euros anuales o que crea más de 72.000 empleos directos. El problema es que estas cifras incluyen todo el sector audiovisual, no solo las películas españolas subvencionadas. Aquí entran rodajes internacionales que no dependen del estado español o empresas de producción privadas que trabajan con publicidad, como Netflix. Si nos vamos a los números reales, la historia es otra.

Y es que resulta que el 80% de las películas españolas reciben más subvenciones de lo que recaudan en taquilla. Y las películas que reciben un millón de euros en subvenciones

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