Exploradores y Navegantes en la Patagonia: Juan de la Piedra y Luis Piedrabuena 6l2i6t

Océano Sofía, la aventura del conocimiento y el viaje interior a través del mar.

Un programa dirigido y presentado por Alberto de Zunzunegui Balbín.

Océano Sofía es la búsqueda del conocimiento, la cultura y los valores humanos a través de la navegación en el mar.

Junto a los nombres de los grandes descubridores, navegantes y exploradores, hay también infinidad de personajes, quizás algo menos conocidos, pero no por ello menos importantes, que también forman parte inseparable de la historia de los descubrimientos y la exploración de nuestro planeta.

Personas de diferente procedencia y condición que pusieron sus vidas, y con frecuencia también haciendas, al servicio de reyes y naciones, arriesgándola casi siempre y en muchos casos perdiéndola en alguna de aquellas empresas.

Son nombres que muchas veces escapan al conocimiento general, o que incluso los libros de historia menos exhaustivos omiten habitualmente, pero sin cuya concurrencia difícilmente se habría llegado a conocer, explorar, navegar, cartografiar o colonizar algunos de aquellos extensos territorios que en su día formaron parte del Imperio Español.

Es el caso de los dos exploradores y marinos de los que hablaremos hoy, Juan de la Piedra y Luis Piedrahuena, cuyas vidas, vicisitudes, logros, fracasos y en algunos casos no pocos méritos, contribuyeron a conocer y poblar una de las regiones más extremas e inhóspitas de la Tierra, la Patagonia.

En ellos se daban casi siempre notables virtudes y por qué no, también algunos defectos que cuando son analizados con un poco más de detalle, permiten para recordarnos que todos los personajes que llenan las páginas de la historia son personas de carne y hueso, y en ellos, como en cualquiera de nosotros, también convivía lo mejor y lo peor del ser humano.

Con todo, conviene recordar que la historia y las vidas de sus protagonistas siempre hay que contemplarlas y entenderlas dentro de su contexto.

Quizás algún día nosotros también desearemos cierta indulgencia cuando dentro de muchos años se juzgue nuestro momento actual.

A buen seguro, algunas de nuestras costumbres y de lo que hoy se acepta como normal o incluso deseable, sea considerado como verdaderas aberraciones más propias de unos bárbaros que de seres humanos.