España, inflación y expolio. El Estado contra tu dinero. 2s3z2r

En pleno 2025 la economía española sigue en boca de todos. La inflación, la subida de precios y la asfixia fiscal no son solo titulares en las noticias y se presentan como la realidad que millones de personas viven día a día. Sin embargo, hace ya dos meses el presidente Pedro Sánchez en la inauguración de las francoolimpiadas por el 50 aniversario del fallecimiento de Francisco Franco comentaba cómo España había progresado y hacía alusión a que el PIB per cápita de los españoles había pasado de 15.000 euros a 31.000 euros desde 1975 a 2023, estando hoy mejor que nunca.

Lo primero a tener en cuenta es entender por qué el doctorado en economía del presidente del gobierno es un fraude. Según datos de la Cámara de Comercio de España, la renta per cápita en 1975 era de aproximadamente algo más de 1.000 euros y en 2023 esta cifra ascendió a casi 31.000 euros. Si Sánchez hubiera entendido los datos que daba, sabría que la renta per cápita de 1.000 euros de 1975 ajustada a la inflación de hoy sí se corresponde con esos 15.000 euros a los que se refería, y que la comparó con los 31.000 euros de renta per cápita de 2023, pero sin ajustar estos a la inflación actual. Y aquí está la trampa.

Para hacer una comparación justa del PIB per cápita de 1975 contra la actual, ambos valores deben ajustarse por inflación y expresarse en la misma unidad de poder adquisitivo real. Dependiendo de los portales y webs donde acudamos, los datos varían, pero lo que es incontestable es que los datos de Sánchez son erróneos, o peor, sesgados a drede. Para mantener el mismo nivel de vida que en 1975, ajustado por la inflación acumulada hasta 2023, el PIB per cápita hoy debería estar en una horquilla que va desde los 170.000 a los 230.000 euros, por lo que el crecimiento que se debería de haber producido desde esa fecha debería de haber sido de un 1.145% en el peor de los casos.

La inflación ha convertido cada euro en una sombra de lo que era, y el Estado, lejos de aliviar la carga, nos ven de progreso cuando el sentir general de las familias y de los ciudadanos es que se han empobrecido. Nos señalan que ahora tenemos mayor poder adquisitivo basándose en un solo dato, cuando en realidad el poder adquisitivo real ha caído un 81,94% desde 1975. De nuevo, vuelven a vendernos la moto de que con ellos todo mejora, que son ellos los más cualificados e íntegros para gestionar nuestras vidas y nuestro dinero. Pero claro, cuando hay estados de por medio, podemos esperar lo peor.

Los recientes artículos sobre el crecimiento económico de España, el informe Draghi y la sostenibilidad de la economía española, destacan la importancia de la intervención estatal y los subsidios como motores del progreso. Y son estos datos en los que nuestros gobernantes se basan para hablarnos de lo bien que va la economía española.

El artículo sobre la recuperación económica post-Covid resalta el turismo y los fondos europeos como factores clave. Sin embargo, ambos dependen de la intervención del Estado y distorsionan el mercado. El crecimiento impulsado por el turismo y los subsidios no fomenta la innovación ni la creación de valor real.

Al contrario, perpetúa una economía de baja productividad y dependencia. De igual manera, el informe Draghi propone una mayor integración económica en la Unión Europea, lo cual, lejos de liberar a los individuos y empresas de las regulaciones, impulsa una mayor burocracia y control centralizado, limitando la soberanía y la libertad del mercado.

Otros artículos sobre el crecimiento de la economía española mencionan el gasto público y las inversiones como factores positivos. Pero esta intervención estatal simplemente esconde los problemas estructurales que surgen de la distorsión del mercado, donde el dinero público se asigna de manera ineficiente.

Sumado a esto, y volviendo a la frase inicial de Pedro Sánchez, todo empieza con una mentira vestida de verdad. El PIB per cápita se ha duplicado. Como ya hemos comentado, el dinero sin contexto no significa nada. En 1975, con un sueldo, se podía comprar una casa y se mantenía una familia de mejor o peor manera. Pero hoy, con dos sueldos, la población de menos de 45 años apenas paga el alquiler y llena la nevera. ¿De qué nos sirve entonces que el PIB per cápita haya subido?