Episodio 118. InterpretabilIdAd. 3b586q

¿Te gustaría saber cómo la inteligencia artificial puede transformar la forma de aprender y enseñar? Comienza el podcast Inteligencia Artificial y Educación, presenta Luis Gómez.

Hola a todos, hola a todas, espero que estéis muy bien.

Esta semana hablamos de cómo la inteligencia artificial generativa sigue siendo protagonista de un progresivo, aunque sigiloso y silencioso, cambio social y educativo.

Desde el manifiesto de Aras Bozkurt sobre su impacto en la enseñanza, hasta los fantasmas digitales analizados por Jordi Pérez Colomé, pasando por la entrada de menores en el ecosistema de Google Gemini, la IA redefine nuestro día a día.

Investigadores como Nanshan Jia mejora su transparencia mientras Enrique Dans desmonta el mito del apocalipsis laboral.

Cerraremos el editorial con una cita de Darío Amodei recordando la importancia de comprender cómo y quién decide qué debe ser la inteligencia artificial.

Escucharemos la segunda parte de la entrevista con José Antonio del Valle, director ejecutivo del máster en Big Data Science e Inteligencia Artificial de la Universidad de Navarra.

El profe productivo nos hablará de las novedades más novedosas, que ya se habrán quedado antiguas y de una nueva herramienta para facilitarnos la vida.

Jesús Rivas de Redacta.me aportará otra sabia píldora educativa y cerraremos con los acertijos peliculeros.

Aras Bozkurt y un equipo internacional de expertos y expertas han puesto sobre la mesa un manifiesto que nos invita a reflexionar sobre la necesidad de humanizar la enseñanza en estos tiempos un tanto extraños, por llamarlos de alguna manera.

Según su propuesta, la clave está en cómo usamos estas herramientas para enriquecer la educación, sin perder de vista los desafíos éticos que trae consigo.

Esta preocupación ética encuentra un ejemplo extremo en la investigación de Meredith Ringel Morris de Google DeepMind y Jed Brubaker de la Universidad de Colorado Boulder, recogida por Jordi Pérez Colomé en el país, donde se exploran las perturbadoras consecuencias de los fantasmas generativos, réplicas digitales de personas fallecidas creadas por IA que podrían seguir interactuando y hasta generando ingresos después de su muerte.

Este ejemplo, que podría parecer sacado de Black Mirror, refleja lo urgente que es establecer límites éticos claros frente al uso desenfrenado de la inteligencia artificial.

De dónde están estos límites surge la preocupación por la reciente apertura de Google hacia los menores de 13 años con Gemini y IA a través de Family Link, como destaca Mario Bordonava.

Aunque esto podría significar un importante apoyo educativo, también pone de relieve la necesidad de guiar a los más jóvenes en el uso seguro y consciente de estas neurologías, y a sus familias, y a sus profesores, y a sus profesoras, y a sus dirigentes políticos, y al Papa.

Precisamente en la educación, y ya no hablamos del nuevo Papa, desde un nuevo enfoque técnico y práctico, Nanshan Jia, Chenfei Yuan, Yuhang Wu y Zeyu Zeng han desarrollado métodos para mejorar la interpretabilidad de los sistemas de recomendación mediante modelos de lenguaje, LLMS.

Su investigación demuestra que es posible aumentar considerablemente la transparencia y eficiencia de estos sistemas, lo que conecta directamente con las preocupaciones éticas planteadas anteriormente.

En este sentido, Enrique Danz aporta una visión optimista pero cautelosa al debate sobre cómo la inteligencia artificial generativa está afectando al mercado laboral.

Danz concluye que aunque la IA está transformando profundamente el modo en que trabajamos, aún no se traduce en pérdidas significativas de empleo.

Las empresas, más que reducir sus plantillas, están reconfigurando las tareas para aprovechar mejor el talento humano combinado con el poder de la IA.

Y por último, Jorge Calvo, ingeniero informático y especialista en IA, subraya la necesidad imperiosa de la interpretabilidad, recuperando la metáfora de Darío Amodei, CEO de Antropic, que dice tal que así.

No podemos detener el autobús, pero sí podemos decidir hacia dónde lo conducimos.

Y para poder conducirlo con seguridad, necesitamos ver el tablero de control.

Resumiendo que la solución es educación, con tilde en la O.