Entrevista a José Luis Fernández Casadevante ‘Kois’, autor de «Huertopías» (CAPITÁN SWING) 15-2-2025 3k5q3w

Eh, Yao, ¿qué estáis haciendo con la tierra, eh, ah? Nos la habéis quitado, pero es nuestra, no es vuestra.

No te compro la etiqueta donde pone Eco.

Lo ecológico existía antes de comprarlo.

Le pedí a mi tío que me enseñe a plantarlo para evadir el monopolio que ofrece Monsanto.

Hago estudios de campo, estambulléndome en el campo.

Te entrego lo cosechado, ahora la pelota está en tu campo.

El alcampo es de todos menos campo.

Campo a mis anchas por la estepa, te escribí un soneto raro.

Con mi lengua en el trigo y la espalda cargada.

Traje cañones de flores para repoblar.

Escuchando los saberes de atrás.

Trato de entender la luna para ver cuándo hay que sembrar.

José Luis Fernández Casadevante, COIS, sobre un nuevo libro publicado en Capitán Swing, Huertopías, Ecourbanismo, Cooperación Social y Agricultura.

Eh...

Oye, ¿la pandemia nos ha mejorado al final o no? En relación al tema de los cuidados mediamentales, la preocupación por la autosuficiencia, todas estas cosas.

Bueno, digamos que quienes estudian todos estos temas de la ecología, el cambio en los estilos de vida y la relación con cómo nos comportamos, habitamos, consumimos, plantean que hay unas ventanas de oportunidad.

Y que la pandemia podemos entenderla como una ventana de oportunidad para realizar otras formaciones mucho más profundas.

Es decir, que en el propio momento de la pandemia se abrieron discusiones más profundas sobre cómo debían de transformarse las ciudades, cómo debía ser el urbanismo pospandemia, que encajaba muy bien con toda la agenda de los cambios que planteaba el ecourbanismo, de ciudades más renaturalizadas, de mayor espacio público, movilidad peatonal, ciclista, transporte público...

Bueno, como que había una apuesta por un modelo de ciudad en el cual la salud pública era como una puerta de entrada a transformaciones más convivenciales y ecológicas.

Finalmente, yo creo que todos estos cambios nos se han consolidado.

Podemos plantear que fue casi una oportunidad un poco fallida.

Es decir, que miramos con cierto romanticismo, sobre todo a lo que fueron los primeros días, volver a estar encerrados en casa, hacer esos hobbies que estaban vetados, convertir tu hogar en oficina y colegio y de todo.

Y luego fue acompañado de una crisis social bastante dura, la salida de esa parte, al final yo creo que las sociedades han salido más desiguales.

Finalmente, muchas de las propuestas que se barajaron en aquellos meses no se han consolidado.

En algunas otras ciudades sí que se lo han tomado más en serio.

Pienso en París, por ejemplo, que sí que a raíz de la pandemia ha conseguido poner en marcha un plan que tendrían un poco como esbozado, y que es la oportunidad de, cuando surgen estas oportunidades, acelerar transformaciones de forma un poco estratégica.

Esto es muy preocupante también, porque parece que nos acordamos de Santa Bárbara solamente cuando llueve, ¿no? Sí, y a los huertos urbanos le pasa especialmente eso, es decir, que emergen durante la edad siempre en situaciones de crisis, en las guerras mundiales, crisis económicas, urbanísticas.

Es verdad que en periodos de excepción nos hacemos preguntas que en la normalidad, en la vida cotidiana, solemos eludir, y a veces nos respondemos y esas respuestas nos llevan a transformarnos, a cambiar y a comprometernos, y otras veces, pues no, simplemente nos hacemos unas preguntas y no somos capaces de asumir las consecuencias que tiene responderlas.

¿Y el proyecto de Huertopías nace a partir de esas inquietudes después de la pandemia, o es algo que ya tenías en mente desde hace mucho tiempo, teniendo en cuenta tu trayectoria como sociólogo y como especialista en estos temas? Sí, yo venía trabajando, además de agricultura urbana, hacía 10 años o más, es decir, que es un tema que venimos trabajando mucho, tanto porque he sido promotor de los huertos comunitarios en Madrid, como por curiosidad sociológica, pero es verdad que en la pandemia participamos de un proyecto en Madrid que se llamaba Cosechas Solidarias, en el cual arrancamos en el huerto comunitario de mi barrio, conseguimos unos salvoconductos, y entonces empezamos a que no se perdiera lo que estaba plantado en los huertos, a partir de ahí se derivaba la comida cosechada a los servicios sociales o a las redes vecinales, para que llegaran a las familias más necesitadas, y con esto movilizamos al final a 20 huertos, y a lo largo de varios meses se consiguieron varias toneladas de alimentos, fue un proceso bastante bonito, y esto me llevó a Madrid.