En el abismo de la lujuria 594028

Las llamas del pecado tu programa de relatos eróticos más caliente en español si te gusta el contenido suscríbete y si te encanta a stefan desde el botón azul apoyar y accede a todo el contenido extra ahora disfruta el episodio hoy presentamos en el abismo de la lujuria parte uno nora se despertó como si siempre cachonda y ansiando beber cerveza la claridad de un amanecer inclemente arremetía contra la persiana como una horda lumínica ansiosa filtrando sus insidiosos dedos solares entre las rendijas arañando su carne con un calor insoportable recordó vagamente que era domingo no tenía que ir a trabajar ni planes específicos gruñó al ser consciente de la almohada empapada en sudor bajo su enmarañado cabello la arrojó al suelo de un torpe aspaviento rodando su cuerpo con languidez sobre las sábanas también mojadas no se suponía que había dejado puesto el ventilador durante la noche efectivamente podía oír el zumbido de las aspas desde la superficie de la cómoda a poco más de un metro de distancia incluso sintió una irrisoria caricia de aire recorriendo su piel barnizada de sudor simplemente el aparato estaban total desventaja frente al bochorno que invadía el cuarto tan solo removía aire caliente era el tercer día de una potente ola de calor de esas que activan alertas se obligaban ancianos a suspender sus paseos cotidianos con la mente adormilada recordó que había visto en redes sociales un aviso de que ese día el calor alcanzaría su punto más álgido y como guinda del pastel tormenta pronosticada para esa misma tarde genial gruñó de nuevo restregándose contra el colchón al desperezarse con sensualidad felina sentía el sudor entre sus pechos apretujados al encontrarse con el cuerpo ladeado lo sentía entre los muslos que estaba removiendo instintivamente tan solo vestía un tanga el borde de la zona que cubría su coño se había deslizado entre los labios vaginales la costura rosa a las proximidades del clítoris cada vez que apretaba y movía los muslos emitió un jadeo era como si el calor afecta sea su nivel de lujuria de por sí elevado la noche anterior le había dado las buenas noches a su hijo rubén y se había encerrado en su dormitorio dispuesta a darle un uso exhaustivo el juguetito que le había llegado durante la mañana lo había descubierto por internet de casualidad el pomposo nombre llamó su atención sunami kant bastante optimista en su opinión se trataba de un dildo de color rosado delgado y de aspecto manejable de la base surgía un apéndice curvo y redondeado diseñado para posicionarse justo debajo del clítoris venía acompañado de un pequeño mando también rosado con un botón de encendido y apagado y seis botones más numerados que indican las diferentes intensidades no solía estar intere en aquellos productos ella era más de utilizar sus propias manos o cualquier objeto disponible cuando de artes onanistas se trata pero se dejó llevar por el impulso en cuanto estuvo a solas con el juguete a oscuras en su habitación se lo introdujo en su húmedo coño era increíble lo rápido que se moja el juguete medía unos doce centímetros y se acoplaba su interior con absoluta comodidad eso había que dárselo el apéndice también se situaba la perfección bajo su clítoris ejerciendo una leve presión que la hizo estremecer está ansiosa por la expectación tal vez había llegado por fin el momento abierta de piernas sobre la cama mordiendo un trozo de sábana para evitar ser escuchada por su hijo su cuerpo resbaladizo y brillante por el sudor activo el número seis desde el principio la máxima potencia fue como si centrífugas en su coño de estar mojada pasó a generar un auténtico manantial de fluidos se estremeció de arriba abajo un gemido gutural ascendió por su garganta y luchó por salir a través de sus dientes apretados dejó el mando a un lado con aquella intensidad dejando que el jugo te hiciese lo suyo mientras se estrujaba los pechos y se estiraba los pezones se chupó los dedos se lamió los brazos saboreando su piel y en salvándose retorciéndose preparada para el tan ansiado orgasmo el orgasmo no llegó era algo que estaba ocurriendo desde hacía seis años y medio cuando su pareja había sufrido una crisis de los treinta particularmente intensa que le había llevado a tratar de revivir sus años