El Editorial La Papya 605g5p

Abraham Lincoln, este fantástico personaje, dijo una frase, algo así como que se preguntaba no es mejor convertir a mis enemigos en amigos, no los destruyo mejor si convierto a mis enemigos en mis amigos en vez de literalmente destruirlos.

Por qué no traerlos a tu bando? Y a mí me parece que eso cabe en algunos aspectos perfectamente bien.

Uno de ellos, por ejemplo, la política.

Qué tal? Podría ser una política de estas personas que están normalmente obrando en contra tuya, impulsando causas que te perjudican, siendo la oposición constante, permanente, muchas veces ciega, sin sentido, solo por ponerse, traerles a tu a tu equipo.

Suena a buen negocio.

Todo pasará por las formas, evidentemente, por el camino que se tome para que eso ocurra.

Y uno de los caminos más interesantes para que eso ocurra en el Ecuador de hoy puede ser la autodestrucción del enemigo que impulse a que deje de ser el enemigo, al menos ese enemigo visceral, ese enemigo con el que no se puede sentar a dialogar porque no media una agenda de país, sino que sus propios intereses apenas.

Podría ser que eso es lo que está ocurriendo con el correísmo y con su destino.

Hay dos frases, la una importante de fondo, la otra de coyuntura apenas, pero la de fondo de Marcela Guiñaga dice duele ver en lo que en lo que están convirtiendo la revolución ciudadana.

El otro es del asambleísta Sergio Peña, que simplemente dejó de votar con ellos y se votó al bando del gobierno.

Él dice La Revolución Ciudadana debe reinventarse, necesita una renovación general y dejar de seguir al capataz.

Parecería ser que digo, al menos con esperanza, yo al menos así lo veo, con esperanza no podría decir, parecería ser que el fin de en lo que se convirtió esa revolución ciudadana, siglas RC, que yo creo que en realidad nunca fue revolución ciudadana por sus siglas.

Digo, en realidad siempre fue Rafael Correa, su agenda, sus tiempos, su lógica, sus decisiones, su visión por encima de la de un conglomerado de donde probablemente podrían haber salido unas cuantas personas interesantes y perfiles interesantes que le aportaran al país.

Pero todos se rindieron ante una agenda que terminó siendo una agenda de impunidad, de incorrupción, de autoritarismo.

Una agenda que decidió que no había nada más importante para el país que su partido y su proyecto político, o sea, por lo tanto, una agenda perniciosa.

Marcela Guiñaga, una de las figuras más importantes históricas de la Revolución Ciudadana, más exitosas y más prometedoras figuras políticas.

Se atreve a decir algo que seguramente ya lo pensaba hace rato.

Qué gran oportunidad le da Marcela Guiñaga a otros líderes de la del partido para que tomen distancias con Correa con esta ridiculez que ayer se ha concretado con una con una demanda por peculado por aquello de los esferos con tinta mágica.

Es realmente un sin propósito, es un tema descabellado en el cual no falta quien le siga a Correa.

Increíble. En fin, ojalá estemos asistiendo al ocaso y al fin de de ese proyecto político que se convirtió simplemente en una pesadilla y una amenaza constante para el país.

Ojalá, ojalá que sí, ojalá que otros se animen.

Otros, por ejemplo, el alcalde de Quito, que tiene enormes responsabilidades frente a la ciudad y que innegablemente uno de los límites y problemas que ha tenido para sacar adelante la ciudad es pertenecerse al partido que se pertenece.

En fin, viendo desde lejos y viéndolos como a quienes hemos rechazado desde siempre.

Evidentemente, esto parece alentador.

Ojalá que se concrete para beneficio del país.

Este es el show de la papaya. Buenos días. Comenzamos.