Editorial La Papaya 1h3qv

El día sábado asistimos los ecuatorianos, asistió el mundo porque soy de los que piensan que para buena parte del mundo estos hechos son relevantes para quienes están detrás de los temas políticos, de los temas comerciales, en fin, sucedió algo muy importante, la toma de posesión del presidente Daniel Novoa, que no pasó en lo absoluto, desapercibida, por donde más nos debería interesar que tenga algún nivel de trascendencia.

Estados Unidos de Norteamérica, país que envió una comitiva, una delegación importantísima a la posesión y que además han hecho declaraciones por demás interesantes y alentadoras respecto de su presencia en nuestro país y de las expectativas que tiene.

Eso por resumir de una manera casi cruel lo realmente trascendente, pero lo que sin lugar a dudas captó la atención de muchos, mereció editoriales incluso, de periodistas que normalmente son muy críticos con el presidente, es destacar las virtudes de su discurso de posesión.

Repito, destacar las virtudes de su discurso de posesión y es innegable que se trató de un gran discurso. ¿Y por qué se trató de un gran discurso? Primero porque su presentación ha sido tremendamente destacada. Esto en comparación a discursos anteriores, al propio discurso de posesión del mismo presidente Novoa en el periodo anterior, esto marca una diferencia bien importante. La forma de expresarlo, la forma en que conecta, el contenido mismo de su discurso. Ha sido un discurso importante porque ha dejado mensajes claros. Ha sido un discurso importante sobre todo porque estuvo repleto de conexiones emocionales. Él las maneja muy bien y que hoy supo expresarlas casi que a la perfección. Algunos rostros de sorpresa, alegría, de iración al momento en el que él concluye su discurso.

Creo que son la mejor fotografía de lo bien que le fue en su exposición, de cuánto estuvo a la altura del momento y de lo que él ha construido para ese momento. Pero luego viene la discusión de esta otra parte del país que no necesariamente es en contra del presidente Novoa, sino que probablemente no termina de comprender estos nuevos códigos comunicacionales que en cambio el presidente parece dominarlos a la perfección. Estos nuevos códigos que tienen que ver con, por ejemplo, un discurso diferente, un discurso que está dicho en palabras que la gente entiende, no en formas que tal vez podrían contener los libros. Un discurso que está hecho para la gente, no para los políticos, podría decir alguien, pero esto que todavía suena muy abstracto en realidad hay que aterrizarlo aún más.

Es un discurso que ha logrado emocionar a quien lo ha visto y lo ha escuchado. Y esta es la parte fundamental, porque la política evidentemente ha cambiado y los políticos están en la obligación de evolucionar de la mano de cómo la gente ha ido cambiando. Hoy que todos nos disputamos, todos los que estamos trabajando en esto y diría yo que todos, sin excepción, nos disputamos la atención de otra persona y cada segundo es importante, porque cada segundo esa persona recibe miles de mensajes y contenidos. El lograr captar la atención de la gente es mucho más complejo, por eso no estamos para discursos en donde habría que demostrar lo erudito que es uno utilizando palabras y oraciones complejas. Y mejor te iba cuando menos te entendían. Todo cambió.

Esa es la parte que probablemente muchos, por un tema generacional, por un tema de formación, por un tema de su origen mismo, les cuesta comprender. Hay otros que lo están entendiendo bien y hay otros que lo dominan. A unos nos corresponde adaptarnos a las nuevas formas, otros nacieron con las nuevas formas y ese creo que es el caso del presidente de la república. El cierre de su discurso ha sido realmente notable, notable en todo sentido, en su contenido, pero insisto, sobre todo en esto, en la emoción que logra contagiar. Aquí está esta parte final del discurso del presidente que además, insisto, si te concentras en la forma, es ciertamente emocionante, pero en el fondo, caramba que dice mucho. Aquí está el presidente de Nuevoa, el sábado en la toma de posiciones.