Docentes presentes nº 60. El esfuerzo como recompensa a largo plazo 6p1v5w

Bienvenidos un día más al podcast Mentes firmes, ciencia y estoicismo en la educación adolescente, vuestro podcast de confianza para educar a vuestros hijos desde la razón, la ciencia y el estoicismo.

Hoy, como cada martes, vamos a responder a algunas de las preguntas que vosotros, amigos oyentes, nos habéis dejado. Hoy trataremos temas como la capacidad de atención y qué podemos hacer para que nuestros hijos se concentren mejor. Otro nos pregunta si se está perdiendo la cultura del esfuerzo y ahondaremos un poco en esto.

Y por último nos pregunta un compañero acerca de la importancia del sueño y veremos cómo esto último nos afecta y no sólo a los adolescentes. Vamos a empezar. Primero el arrobajorge.h nos dice buenos días qué efecto tiene el uso de móviles en los adolescentes qué podemos hacer para corregirlo. Bueno este es un tema de mucha actualidad y que cada vez va a más. Cada vez va a más los teléfonos móviles.

Cada vez más los teléfonos móviles están más integrados en el día a día, nuestro y de nuestros hijos. Pues bien en 2022 Pujol y colaboradores hicieron un estudio llamado impacto de la exposición a la pantalla del móvil en la salud cognitiva de los adolescentes. En una muestra de 632 adolescentes se examinó la asociación entre la exposición a la pantalla del móvil y la función cognitiva. Se encontró que aquellos con mayor tiempo de exposición, más de 20 minutos al día, presentaban tiempos de reacción más variables en pruebas de atención, indicando una mayor inatención. No se observaron asociaciones significativas con la inteligencia fluida o la memoria de trabajo. Entonces ¿qué estrategias basadas en evidencia ayudan realmente a mejorar la atención en clase? Desde el punto de vista científico sabemos que estrategias como la práctica de la atención plena, mindfulness, la fragmentación de las tareas en bloques breves, como la técnica pomodoro, y la reducción de distracciones externas, por ejemplo el uso consciente del móvil, mejoran significativamente la atención en adolescentes.

Estas estrategias están bien respaldadas por estudios en neurociencia cognitiva. Ahora bien, si miramos desde el prisma del estoicismo, el cultivo de la atención no es sólo una cuestión de técnica, sino de entrenamiento moral y voluntario. Los estoicos nos enseñan que debemos dirigir nuestra atención hacia aquello que depende de nosotros, nuestras acciones, nuestras decisiones, nuestro esfuerzo, y no dispersarla en estímulos externos que no controlamos. Por eso, desde un enfoque estoico, enseñar a un adolescente a mejorar su atención sería enseñar también a distinguir entre lo esencial y lo rio, entre lo que merece su energía mental y lo que sólo lo dispersa. La atención, como la virtud, se fortalece con el ejercicio deliberado. Cada vez que uno elige conscientemente concentrarse en lo importante, está formando su carácter.

En resumen, las mejores estrategias combinan prácticas científicas, como el control del entorno y la gestión del tiempo, con un trabajo interior, propio del estoicismo, que enseña a valorar la atención como un acto de autodominio. La siguiente pregunta, más bien comentario, nos lo trae arroba Nicolás Aregui, que dice... Tengo un hijo de 15 años que quiere todas las cosas para allá. No consigo que se impliquen proyectos a largo plazo porque enseguida pierde el interés. ¿Qué puedo hacer? Bien, vamos a ver qué podemos hacer aquí. ¿Cómo se puede enseñar el valor de la paciencia en una sociedad que premia la gratificación inmediata? Es cierto que en la actualidad vivimos en una cultura que exalta la gratificación inmediata. Se espera que las recompensas sean rápidas y que el esfuerzo prolongado resulte innecesario. En este contexto, enseñar el valor de la paciencia se convierte en un desafío educativo esencial. Desde la perspectiva estoica, la paciencia no consiste únicamente en esperar de manera pasiva, sino en cultivar una disposición activa hacia el tiempo y el esfuerzo.

Los estoicos nos enseñan que los bienes más valiosos, conocimiento, la virtud, el crecimiento interior, requieren perseverancia y trabajo continuo. La verdadera satisfacción no proviene de la obtención inmediata de resultados, sino de la coherencia de nuestras acciones con los valores que elegimos cultivar. Para trasladar este aprendizaje a los adolescentes no basta con exhortar a la paciencia. Es necesario generar experiencias que la hagan tangible. Actividades que implican progreso lento, como el aprendizaje de un instrumento musical, la práctica deportiva a largo plazo o proyectos educativos sostenidos, pueden ser instrumentos eficaces para entrenar esta virtud. Además, es fundamental enseñarles a reinterpretar la espera, no como una carencia o una pérdida de tiempo, sino como una oportunidad de fortalecimiento interno. Cada vez que un joven resiste la presión de la recompensa inmediata, está forjando en sí mismo una capacidad que no sólo es rara, sino esencial para una vida plena y un futuro.