Crímenes T5: Libélula z1xa

Hola, soy Carles Porta, gracias por acompañarnos.

El 12 de noviembre de 2010, en Basar de Dal, los amigos, familiares y vecinos de Carme Blanc están inquietos porque no responde al teléfono ni ha dado ninguna señal de vida en toda la mañana.

Cuando la encuentran, nadie puede creer lo que ha pasado.

Los protagonistas de esta historia tendrán que esperar años para que se resuelva el caso.

Una libélula tendrá un papel clave.

Intentaremos poner luz en la oscuridad.

Crímenes.

Estábamos en casa a las 2 menos 10 o así.

Mi hermano dice, ida a mirar a ver si la calma ha caído o le ha pasado algo.

Entramos, vemos que todo está movido.

Dices, ¿a qué han entrado a robar? Con todo esto, a ver si va a haber alguien aquí y nos da un mal golpe.

Era de película.

Lo que te extraña es, ¿dónde está Carme? Hacía de canguro de los vecinos que adoptaron un niño.

Lo iba a recoger a la escuela.

Tenía en la casa al lado mismo, pared con pared.

Ella era muy niñera, siempre había sido muy, muy niñera.

Y estaba encantada con el niño.

Al casarse, ya lo sabía, que corría el riesgo de no poder tener hijos y yo sé que quiso adoptar.

En su momento, quiso adoptar.

Esto que dice Ágata, que Carme quería adoptar, más adelante será importante.

Primero el grupo, había sido más grandecito.

Después, con los años, quedamos tres parejas.

Carme con Joan, yo con Josep y Ágata con Josep María.

Las tres parejas salíamos juntas e íbamos a las fiestas típicas, como San Joan, fin de año, la Castañada, estas fechas señaladas, íbamos a cenar fuera.

Y hacíamos algún viaje de cuatro o cinco días e íbamos juntos.

Era muy maja y era una persona que charlaba por los codos.

Era el alma, era como el alma del grupo, dijéramos.

Yo hablaba con ella, cada día hablábamos.

El mismo día la estuve llamando.

Al no contestarme, pensé que había ido a la gestoría o que había ido a la peluquería.

Pensé, bueno, ya me llamará, ya hablaré con ella.

Y me llamó Alicia y me dice, ¿está contigo Carme? Y dice, es que no he ido a buscar al niño.

Y dice, tiene el coche aparcado delante de la puerta y dice, no lo ha movido.

Y digo, qué raro, porque ella siempre coge el coche.

Me digo a mí misma, ¿ha caído por las escaleras o le ha dado luptos o no sé? Estábamos a punto de comer, mi mujer, mi hijo y yo, teníamos los platos en la mesa.

Y fue cuando llamamos a Nuria, fue Agatha la que la llamó y le dijo a ver si se veía algo de Carme, porque la estaban llamando y Carme no contestaba.

Y me dice Agatha, ¿sabes si Carme tenía que ir a algún sitio? Yo digo, ostras, no lo sé.

Llamé a Joan, el marido de Carme.

Joan, ¿Carme tenía que ir a algún sitio? Es que es muy raro, encuentro muy raro que tenga el coche allí delante que no lo haya sacado.

Mira, nosotros ya bajamos.

Bueno, pues yo también bajaré.

El marido y los amigos de Carme tardarán un poco en llegar a la casa.

Los vecinos se adelantan.

Entramos, la puerta de hierro de fuera estaba abierta.

La puerta principal estaba cerrada.

Y cuando vamos por detrás, vemos que la puerta de lo que es el al garaje es una puerta de hierro.

Lo que nos extrañó es que esa puerta estuviese abierta.