El crimen del Portillo - 070# 2h2b2q

Escúchame, cierra tus ojos pronto, alguien está en la ventana, o llamando a la puerta, o quizás no, se oyen ruidos en casa, ¿escuchaste?, ¿hay alguien a tu lado?, en la silenciosa noche todo lo esconde, él está cerca, ¿qué se rompe en el alma de un hombre para llegar a matar?, ¿qué ha ocurrido en su corazón para cruzar los límites del tabú ancestral?, ¿qué lo ha conducido? Les habla Francisco José Fernández Cruz Sequera y les doy la bienvenida a este programa en el que cada viernes recorremos la naturaleza del crimen y del criminal.

Comenzamos. Buenas noches y bienvenidos una vez más a este programa del Día de Autos. No siempre las cosas son lo que parecen. Uno mata y otro muere. El verdugo y la víctima están claros. El verdugo, el malo, es el que mata. Y el bueno, el pobrecito, es el que muere. ¿Pero es siempre así? ¿De verdad no somos todos el lobo en el cuento de alguien? Yo creo que sí. Y quizás el caso de Cobadonga Sobrino sea uno de esos que mejor ponen de ejemplo. Que no siempre está clara la frontera entre buenos y malos.

El programa de hoy es un programa especial, en la medida en la que el abogado defensor de la asesina confesa y condenada es el padre de uno de los abogados que interviene en el programa. Por eso no queremos dejar de rendirle homenaje a don Adolfo Hermida Méndez, que fue la persona que durante muchos años de ejercicio profesional en la ciudad de León se distinguió como, muy probablemente, el mejor abogado que tuvo esa ciudad en la segunda mitad del siglo XX. Vaya por él este programa y nuestro recuerdo como una forma de honrar su memoria.

Lo cierto es que se sorprendió tanto como todos los demás de aquel crimen que empezó con unas cábalas y unas cuentas sobre mafiosos y circunstancias completamente extraordinarias, impropias de una ciudad pacífica y amable como es León, para terminar descubriendo una realidad mucho más sórdida, de una sociedad muy cerrada, muy criticona, un defecto que tienen los lugares pequeños. Ya lo decía el viejo refrán, lugar chico, infierno grande. Y quizás eso fue León para Covadonga, sobrino, un caso que merece su atención. Por eso, acompáñenme y escuchemos la narración.

¿Quién puede matar a un niño? es el título del quinto volumen de la colección de El Día de Autos, por cuyas páginas desfilan curas, madres, depravados sexuales, niñeras y quien sabe, si hasta asesinatos con un trasfondo político, mostrándonos el mundo de horror en el que muchos niños viven cada día, aunque por su inocencia y corta edad no sean conscientes del mismo.

En un tiempo en el que se ha creado un ambiente social desde los medios de comunicación que exageran, ocultan o minimizan muchos de estos asesinatos, consideramos que hay que hacer justicia, a los niños olvidados, a los que no convienen, a los que se olvide intencionadamente desde el fanatismo social.