CÓMO LLEGAR JOVEN A VIEJO - Rafael Guzmán 126l2v

¿Cómo llegar joven a viejo? Letras entre vinos con Rafael Guzmán La percepción del camino a la senectud no tiene por qué ser algo traumático y angustioso, sino una oportunidad para explorar las capas más profundas de tu existencia y reconciliarte con tu pasado. La ciencia y la tecnología están revolucionando la comprensión del inevitable proceso de envejecer, y aunque es cierto que en los últimos años el ser humano ha ganado en esperanza de vida, no lo ha hecho en esperanza de salud.

Rafael Guzmán se centra precisamente en esta búsqueda de calidad de vida prolongada y para ello te ofrece en este libro, que ahora conoceremos en Letras entre vinos, las herramientas necesarias para ganar bienestar. ¿Cómo llegar joven a viejo? Te invita a sumergirte en las múltiples dimensiones de esta etapa desde un enfoque práctico, proponiéndote hábitos saludables que están en tu mano para conseguir ralentizar y mover hacia atrás las manillas del reloj biológico. Rafael Guzmán es especialista en medicina de estilo de vida con formación acreditada por el Consejo Profesional Médico Español.

En Letras entre vinos, ¿Cómo llegar joven a viejo? Rafael Guzmán.

Una inspiración de la humanidad, podría ser de las muchas que tenemos, ¿Cómo llegar joven a viejo? Así lo entiende Rafael Guzmán García, bienvenido a la radio.

Hola, buenos días.

Y así lo entiende, así se desprende de los numerosos libros que ha escrito y este último en concreto, el titular es ese, ¿Cómo llegar joven a viejo? Las claves de la juventud.

¿Lo ha conseguido el autor? Sin que sea viejo, sin llamarle viejo, por Dios, sin llamarle viejo.

Bueno, pues mira, este jueves cumplo 53 años y la verdad es que afortunadamente me siento bastante joven, me siento enérgico, vital y doy gracias por ello y la gratitud está dentro de esos factores que nos hacen rejuvenecer. Y bueno, yo siempre digo que igual mañana enfermo y me muero, pero voy a intentar minimizar todos esos factores de riesgo que me pueden hacer restar calidad de vida. Entonces, bueno, estoy en la tarea. El subtítulo de este libro editado por Espasa nos habla de, y los propone Rafael Guzmán, de los hábitos para ralentizar el tiempo y ganar calidad de vida. ¿Es algo más que un eslogan? ¿Se puede conseguir? Pues sí, afortunadamente se puede conseguir.

Evidentemente no existe el élixir de la eternidad, ni muchísimo menos, pero sí que es verdad que podemos llegar a conseguir la esperanza de longevidad de la especie humana, es decir, nuestro potencial de envejecimiento, que a día de hoy tenemos en mente que está en nuestra esperanza de vida. En España está rondando los 84 para mujeres, 83 y algo para hombres, pero eso es un término estadístico, no es biológico. Por lo tanto, nuestra esperanza de longevidad como especie humana, todos los estudios científicos convergen en lo mismo, ronda los 115-120 años.

Por lo tanto, ¿se puede llegar a conseguir eso? Sí, claro, ya ha habido alguna persona que ha llegado a vivir 120 y cierto, incluso 122 años. Sí se puede conseguir, hay que tener la información y el tesón y la constancia en ciertos hábitos que van a enlentecer el avance de esa manía del reloj biológico, pero se puede, se puede conseguir. Antes de entrar en los detalles de esos hábitos, digamos un par de cuestiones lingüísticas, por así decirlo. Claro, dices esperanza de vida, ahora estábamos hasta los ciento y pico años, en algunas comunidades autónomas, en algunos momentos se da ayudas a los jóvenes hasta los 35 años y, claro, podemos recordar que los 35 años de la esperanza de vida en algunos países o en la antigüedad, ese era el final de la vida.

Estos conceptos, joven, viejo, una cosa es lo que nos dicen las palabras y otra cosa, como apuntabas, el reloj biológico. Efectivamente, el término esperanza de vida es un término, como yo le llamo, burocrático. No nos sirve nada más que para establecer nuestro día de cumpleaños, la edad de jubilación y poco más, pero desde un punto de vista biológico no nos sirve absolutamente para nada. La esperanza de vida en España, por ejemplo, a principios del siglo XX, pues rondaba los cuarenta y algo de años. Sin embargo, todos nuestros abuelos han cumplido cincuenta, sesenta, setenta, ochenta y ocho años.