Cindy James y el acosador invisible 5w5e2k

Los vecinos y conocidos de Cindy James empezaron a preocuparse cuando el 25 de mayo de 1989 no la encontraban en ninguna parte.

Ella vivía en Richmond, en Canadá, pero no estaba en casa.

Su coche tampoco estaba, pero su perrita, Heidi, y que iba con ella a todas partes, sí que estaba sola allí en la casa.

Finalmente, su amiga Agnes decidió ir a la comisaría a denunciar su desaparición.

Pero tras poner la denuncia y mientras volvía a su casa, vio el coche de Cindy en el aparcamiento de un centro comercial, así que decidió volver a la comisaría para avisar a la policía.

No había nadie dentro del coche, pero sí estaban el bolso de Cindy con sus llaves dentro, una bolsa de la compra y en la puerta del conductor algo bastante preocupante, una mancha de sangre.

La búsqueda se inició de inmediato, pero no fueron capaces de encontrar a Cindy en ninguna parte.

Lo sorprendente es que todos sus amigos, conocidos e incluso su ex marido estaban seguros de que estaba muerta.

Y no se equivocaban, ya que el 8 de junio, dos semanas después de su desaparición, el cuerpo de Cindy fue encontrado junto a una casa abandonada.

Tenía las manos y los pies atados y una media de nailón negra alrededor del cuello.

En este nuevo episodio de La Crónica Oscura voy a contaros la historia de Cindy James y su acosador invisible.

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Y ahora sí, no me enrollo más y comenzamos con el caso de hoy.

Cindy Elizabeth Haack nació el 12 de junio de 1944 en Oliver, en la Columbia Británica, en Canadá.

Para este momento sus padres, Matilda y Otto Haack, ya tenían tres hijos varones y después del nacimiento de Cindy tendrían otras dos hijas más.

Los Haack eran una familia, además de bastante numerosa, acomodada.

Otto era un ex coronel de la Fuerza Aérea Canadiense, aunque para este momento ejercía como profesor de inglés y aunque Matilda no trabajaba, el salario de él les permitía vivir cómodamente.

Cindy pasó la mayor parte de su vida en Ottawa, aunque no tuvo una infancia ni una adolescencia muy felices, ya que su padre era demasiado estricto y además bebía muchísimo.

Muchas veces su forma de impartir disciplina incluía abusos verbales, castigos físicos, etc.

Ya de adulta, Cindy estudió enfermería en Vancouver y se alejó de su familia, ya que sus padres y varios de sus hermanos se trasladaron a Francia.

Al terminar su formación, orientó su carrera al trabajo con niños con discapacidad y a la pediatría.

Y el mismo año en el que se graduó y empezó a trabajar, conoció en el hospital al psiquiatra Roy Mapis, un hombre casado y 18 años mayor que ella, que finalmente se divorció de la que era su mujer para casarse con Cindy, quien hasta este momento había sido su amante, en diciembre de 1996.

Aunque Cindy estaba feliz y la diferencia de edad no suponía ningún problema para ella, lo cierto era que descubrió que había huido de un padre maltratador para casarse con un hombre que era exactamente igual que él.

Y es que Roy era un hombre muy controlador y muy posesivo, de hecho, muchos de sus amigos y conocidos creían que la maltrataba.

El 1 de julio de 1982, tras casi 20 años de matrimonio, Cindy solicitó el divorcio.

Ella aseguró que todo había sido de mutuo acuerdo y que mantendría su amistad con Roy.

Y aunque es cierto que continuaron siendo amigos después de separarse, Roy estaba saliendo con otra mujer mucho más joven que Cindy.

Y por ende, muchísimo más joven que él.

Era unos meses después de su divorcio cuando comenzó la pesadilla de Cindy.

Todo empezó la tarde del 7 de octubre de 1982, día en el que recibió la primera llamada anónima.

Cindy no llamó a la policía en ese momento, sino que lo haría una semana más tarde, después de haber recibido varias llamadas más en las que la voz, aparentemente masculina, que estaba al otro lado del teléfono, sonaba cada vez más amenazante.

Lo peor fue que el acoso no se detuvo aquí, sino que poco a poco fue incresciendo.

Por ejemplo, un día al volver del banco, Cindy se encontró la puerta trasera abierta y una ventana rota con una piedra.

Días después, al volver a casa después de salir con unos amigos, se encontró un juego de llaves en el suelo de su habitación y su almohada acuchillada.

Lo que hizo en ese momento fue llamar a Roy, su ex, y a continuación a la policía.

Se presentaron en su casa el agente Pat McBride y su compañero.

Ambos tenían clarísimo que se trataba de un caso de violencia.