
Descripción de Capítuo 46 41l1f
Capítulo de la radionovela 'El cielo que nunca vi', una producción de Radio Centro 426t
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Diva Estudios presenta una producción de Radio Centro.
El cielo que nunca vi.
Una idea original de José Maya.
Con la actuación estelar de Lupita Lara y Néstor de Barbosa.
Lucía recibió una desagradable noticia por parte de Helena referente a la hermana de esta última.
Después que José se hubo marchado, llegó don Julián, al cual Lucía comunicó de inmediato lo sucedido.
Así que de repente la hermana de Helena se murió.
Qué raro. Ayer la villa al parecer estaba llena de salud.
Pobre Helena.
Pero y bien, hija, ¿cuándo se enfermó su hermana? ¿Cómo ocurrió? No sé. Helena no me lo explicó. Estaba llorando y muy nerviosa.
¿Vas a subir con ella? Claro. La acompañaré lo más que pueda.
Bien, hija. Yo iré contigo.
No, no, papá. Será mejor que vayas después. Si Damián se entera, sentirá miedo.
Ya sabes lo que le impresionan estas cosas.
Sé en ustedes. Y dile que yo me fui con Helena porque su hermana está enferma.
Luego, cuando se haya dormido, vienes tú.
Tienes razón, Esoré.
Pero tú vas a pasar un mal rato y todavía no estás muy fuerte para este tipo de emociones.
No te preocupes por mí. Yo estoy bien y Helena me necesita.
Por lo tanto, debo ir a su lado.
Lucía, qué bueno que has venido.
Lo lamento mucho, Helena.
No me dejan estar con mi hermana. Y la gente que viene me desespera.
Pretenden que me quede encerrada aquí, sola.
Y tú eres la única persona con quien quiero estar.
¿Vas a quedarte conmigo? A eso he venido.
Estaba rezando. No hago más que rezar por el alma de la pobre Cristina.
Rezaremos juntas, cuando te calmes un poco.
¿Han venido tus padres? Ya les avisaron.
Se han puesto en camino y llegarán de un momento a otro.
¿Y tus sobrinos? Se los llevó la cuñada de mi hermana, poco antes de que Cristina muriera.
Yo pensé que les llamaría, que querría tenerlos a su lado, pero...
Pero no recobró el conocimiento.
Te llamé esta tarde cuando se puso peor, pero no había nadie en tu casa.
Y luego vino mi cuñado con el médico, pero...
Pero todo fue inútil.
Hubiera querido estar aquí, contigo.
Lo sé, Lucía.
Y lo peor de todo es que pienso que...
Que mi hermana ha muerto porque hizo algo que no debió hacer.
Dios mío.
Creo que es pecado sentir y pensar lo que siento y lo que pienso.
No quiero que mi hermana se condene.
Y si hizo eso...
No, no, no. Tú no puedes saber lo que hizo.
Te lo figuras porque... porque estás muy impresionada.
Y tienes una pena muy grande.
Juan, más que triste, se siente asustado. Por algo será.
Tiene que estarlo.
Tiene que asustarle la idea de que se ha quedado solo, con sus dos hijos tan pequeños.
Mis padres querrán que me quede aquí para cuidarlos, pero no.
Nos iremos mejor al pueblo si nos deja mi cuñado.
Con él no me quedo.
Sería incapaz de callar, de mirarle a la cara sin decirle lo que pienso.
Vamos, Helena.
Son tus padres los que tienen que decidir esto.
¿Quieres que recemos ahora? Es que... es que necesito decirle a alguien todo lo que siento.
Y solo te tengo a ti, Lucía.
Después me lo dirás.
Ahora, vamos a rezar.
¿Empezamos? Ya me he desayunado, Lucía.
Tú acuéstate, hija.
Te has pasado toda la noche sin dormir.
He dicho a Damián que no te moleste y que se vaya a la escuela sin llamarte.
Tienes razón, papá.
Trataré de descansar un poco.
¿Cómo dejaste a Helena? Algo más tranquila.
No quería separarse de mí ni acostarse.
Pero le dieron algo para que se duerma y ahora ya no me necesita.
Ay, pobre muchacha.
Pero dime, hija, ¿qué es lo que van a hacer ellos? Sus padres.
¿Qué es lo que van a hacer ellos?
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