
Capítulo 17. Procrastinar, Síndrome del Impostor y los Siperitas 5l235g
Descripción de Capítulo 17. Procrastinar, Síndrome del Impostor y los Siperitas 6h5h4h
¿Lo tienes todo al día o vas dejando las cosas para otro momento? ¿Procrastinas en tu día a día? En este capítulo hablo del concepto de procrastinar, del Síndrome del Impostor que influye y genera un círculo vicioso y te explico el concepto Siperista. ¡Espero que te lo pases muy bien! Si te gusta puedes darle al like, suscribirte y comentar. Y si piensas que puede interesarle a alguien, comparte. o: [email protected] Redes sociales: En Facebook e Instagram – Sayonarapsyco 4fi4j
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Bienvenidos y bienvenidas un día más a Sayonara Psycho, tu podcast de psicología donde se
habla de las peculiaridades de la mente, de la conducta humana y del impacto que tienen
en nosotros mismos y en la sociedad donde vivimos.
Los conceptos de los que voy a hablar hoy son recurrentes en mis conversaciones laborales,
de manera directa o indirecta, y además estaban en mi lista de temas pendientes pero que nunca
veía al momento ya que siempre hay otros temas que les pasaban por delante, pero hoy ha llegado
su día.
Hoy voy a hablar del concepto de la procrastinación, del síndrome del impostor y de los hiperistas.
Esto último, la palabra hiperista, lo ha patentado una compañera de trabajo y desde
que se lo escuché que no puedo dejar de utilizarla.
Después os explico lo que es.
Mi objetivo con el programa de hoy es haceros reflexionar, que hagáis un ejercicio de introspección
y si en algún momento os sentís identificados, invitaros a compartirlo.
Vamos a empezar.
Seguro que a lo largo de tu vida has dejado cosas para hacer en otro momento, porque no
te apetece, porque confías que lo harás más tarde, piensas que tienes mucho tiempo,
y cuando llega ese momento, las vuelves a aplazar.
A esto se le conoce por procrastinar.
La procrastinación es un fenómeno común que afecta a muchas personas en diferentes
aspectos de sus vidas, en el ámbito familiar, social, laboral…
La idea es que posponemos tareas importantes o pendientes hasta el último momento, y aunque
muchos digan que les gusta trabajar bajo presión, para otros procrastinar es fuente de estrés,
de ansiedad y una disminución de su productividad.
Entonces, ¿por qué lo hacemos?, os podemos preguntar.
Voy a plantear diversas causas desde el punto de vista psicológico.
Puede ser que haya miedo al fracaso.
Tengo que hacer algo y me invade el miedo a no cumplir con las expectativas propias o
de los demás y hace que posponga un trabajo para evitar enfrentarme a la posibilidad
de no lograr los resultados deseados.
La falta de motivación.
Cuando una tarea no despierta un interés o una motivación intrínseca, es más probable
que la pospongamos y empecemos a hacer otras cosas que nos parecen más gratificantes y
atractivas en ese momento.
El perfeccionismo.
Si resulta que soy una persona con una búsqueda obsesiva de la perfección, puede llevar a
la procrastinación, ya que me puedo sentir sobrepasada por la idea de no poder alcanzar
mis propios mínimos autoimpuestos.
La falta de habilidades de gestión del tiempo.
Si me cuesta organizarme y planificar mis tareas porque no tengo habilidades efectivas
organizativas, pues soy carne de procrastinación.
Me sentiré abrumada por la cantidad de trabajo o por no saber cómo priorizar las tareas.
Y por supuesto, el rey de la corona, el síndrome del impostor.
La procrastinación y el síndrome del impostor están estrechamente relacionados.
Seguro que muchos ya sabéis lo que es el síndrome del impostor, pero para quienes no,
es esa sensación que algunos podemos sentir a lo largo de nuestra vida de no ser lo suficientemente
buenos o competentes en el trabajo o en el desempeño de cualquier tarea, a pesar de
tener s y reconocimiento.
Y esta inseguridad, ¿soy suficiente?
Este miedo al fracaso, cumplir las expectativas, la baja autoestima, puede generar estrés
y ansiedad, porque a medida que se acerca el plazo de una tarea, la procrastinación
y ver que no llegas, puede generar un aumento de estrés y de ansiedad, dificultando aún
más el desempeño eficiente y efectivo de tu trabajo.
Así se genera el famoso ciclo vicioso, porque la procrastinación genera más ansiedad y
estrés, lo que a su vez refuerza el sentimiento de ser un impostor.
También puede comprometer la calidad del trabajo, ya que cuando se pospone una tarea
hasta el último momento, hay menos tiempo disponible para realizar el trabajo de calidad.
Esto puede llevar a errores, falta de atención en los detalles y una menor satisfacción
con los resultados obtenidos, acompañándolo de culpa, decepción con uno mismo y por último
la pérdida de oportunidades.
Procrastinar puede llevar a la pérdida de oportunidades valiosas, ya sea en el ámbito
académico, laboral o personal.
Ya tenemos claro de lo que estamos hablando y seguro que más de uno se ha visto identificado.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Fustigarnos por ser unos vagos, señores.
No, a ver, yo voy a reconocer que me lo hago mentalmente a veces en plan, hostia rosa,
vuelves a estar igual tía, pero como me gusta decir, yo me quejo mucho pero soy productiva
bajo presión.
Presión autoimpuesta, insisto, de aquello que puedo controlar y es consecuencia de
mi procrastinación.
Cuando la presión es impuesta externamente, el estrés me abruma y me molesta, sí, soy
psicóloga y también me estreso y me enfado.
Para aquellos que dicen, tía, pero que si tú eres psicóloga, ¿cómo puede ser que
te veas superada si tienes todas las herramientas, bla, bla, bla, bla, bla, en fin, retomando
el tema.
¿Qué podemos hacer cuando nos encontramos con el hábito de dejar las cosas para otro
día?
Pues buscar estrategias para mejorar en aquellos ámbitos de nuestra vida donde tenemos que
ser responsables.
Y digo esto porque en algunos casos procrastinar es normal y hasta necesario, pero en aquellos
momentos que no tenemos que hacerlo.
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