Capítulo 16 2u402y

Capítulo 15. El smoking le quedaba perfecto. Desde luego, el sastre había hecho un trabajo impecable.

—Hola, saludó Sky al entrar. —El smoking me queda muy bien, contestó Nick secamente. No tengo ninguna queja del servicio de Camelot.

—La boda de Cynthia y Paul va a salir fantástica, añadió, preguntándose por qué demonios había accedido a ser el padrino. —¿Ni qué? —No tenemos nada de lo que hablar, contestó Nick.

Lo último que le apetecía era tener que oír los sórdidos detalles de la relación de Sky con el otro hombre, con aquel hombre que era el padre de su adorable hija.

—¿Cómo eres capaz de decir que no tenemos nada de lo que hablar? Se indignó Sky. —Tenemos muchas cosas de las que hablar.

Nick negó con la cabeza y se encaminó a la puerta, pero Sky lo agarró del hombro.

—¿Tanto me odias? Nick la miró a los ojos y vio que estaba sufriendo.

—¿Odiarte? —Por supuesto que no, Sky contestó sinceramente. La verdad era que Nick no sabía si tomarla entre sus brazos y borrarle el ceño a besos o salir corriendo. —Menos mal, suspiró Sky aliviada.

—Lo siento mucho. —La verdad es que fue toda una sorpresa, itió Nick. Era lo último que me esperaba. —Sí, lo sé, pero...

—¿Por qué no me lo has dicho? —preguntó Nick cruzándose de brazos.

Sky se mordió el labio inferior. —Podemos hablar de ello, ¿no? Acaso creía Sky que podían seguir teniendo una aventura cuando ella tenía una hija.

Para Nick era imposible. Por el bien de la niña no podía ser.

—¿Sky? —Holly necesita a su padre, dijo Sky con decisión. —Lo entiendo perfectamente, contestó Nick tensándose. —Claro que lo podrías haber pensado hace años, cuando te quedaste embarazada, ¿no? —Sí, contestó Sky con un hilo de voz.

Nick pensó que el padre de aquella niña no sabía lo que se estaba perdiendo, pues tenía una hija adorable. —Lo cierto es que no me quedé embarazada en el mejor momento y... —¿Y cuándo lo iba a ser? —¿Ladrónid? Si el bastardo que te dejó embarazada no tuvo el sentido común como para quedarse contigo y con Holly, ¿qué te hace pensar que ahora sí lo va a hacer? Sky se quedó mirando a Nick con los ojos muy abiertos.

¿Qué estaba diciendo? ¿Acaso le estaba dando a entender que hubiera preferido no saberlo nunca? —Ni qué. Deberías haber buscado un hombre decente con el que poder formar la familia que siempre quisiste. Sky lo miró con tristeza. —Me estás diciendo que no puedo contar contigo ni siquiera para que la veas de vez en cuando? —le preguntó con lágrimas en los ojos.

Nick la miró a los ojos. —No me esperaba esto de ti, dijo Sky con amargura. No esperaba que nos dieras la espalda.

—Esto no tiene nada que ver conmigo, contestó Nick.

—Habla con su padre. —Nick, su padre eres tú, le recordó Sky. —¿Cómo? —¿Por qué le hacía repetírselo? ¿Era aquello un nuevo método de tortura? —Holly es hija tuya, Nick. —¿Mía? repitió Nick mirándola con la boca abierta. —Creí que te habías dado cuenta cuando la viste el sábado, dijo Sky confusa. Te fuiste corriendo y creí que habías comprendido que era tu hija. —Comprendí que había una niña que era hija tuya, contestó Nick presa del pánico. Lo que nunca imaginé fue que fuera mía.

—¿Eres tan idiota que no sabes calcular la edad de una niña? ¿Acaso no has visto que tiene los mismos ojos que tú? Nick sintió que se le formaba un nudo en la garganta.

—Lo cierto es que no suelo pasar mucho tiempo con niños, se excusó.

—¿Soy padre? —Estás de broma, no.

—Por supuesto que no estoy de broma, contestó Sky apoyándose en el respaldo de una silla.

—Holly es hija tuya. Nick sintió que el corazón le latía aceleradamente.

Aquello no podía estar sucediendo. —¿No hubo otro hombre? —No, ya te dije que no te dejé por otro. Cuando me fui, estaba embarazada de Holly.

Sky murmuró Nick. Sky había tenido a su hija, sola. Sin él.

—¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué me mentiste? Sky bajó la mirada. —¿Yo? Nick se pasó los dedos por el pelo. —Me lo tendrías que haber dicho, tenía derecho a saberlo. Soy su padre. —Efectivamente, el 28 de agosto hace cuatro años que eres su padre.