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Amor renovado
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Capítulo 5

Capítulo 5 635y4r

28/5/2025 · 11:55
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Amor renovado

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Amor renovado - Capítulo 5 1ml2m

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

CAPÍTULO 4 Eskai te llama John por la línea 4, los McDonald por las 2 y los Donovan por la 3.

He con acento agudo ese oso nuevos.

Eskai se apartó un mechón de pelo de la cara y suspiró.

El teléfono llevaba sonando toda la mañana y buena parte de la tarde desde que se había encontrado con Nick.

Para colmo, por si volver a verlo no había sido suficiente, tenía que lidiar con las reservas, los restaurantes, las floristerías, las iglesias, los centros donde se celebraban los banquetes y todo lo demás.

Se estaba volviendo loca.

«Dile a John que ahora lo llamo», contestó.

Lo cierto era que se alegraba de no poder contestar a esa llamada porque no le apetecía explicarle por qué le había dejado un mensaje en el contestador cancelado la cita que tenían.

«Bueno, mejor dile que lo llamaré cuando pueda».

«Pregúntales a los McDonald's si los puedes atender tú.

De lo contrario ya los llamaré yo dentro de un rato.

Pásame a los nuevos».

«Muy bien», contestó Maggie.

Eskai apretó el 3 y miró el reloj.

Ya casi eran las 5 de la tarde.

Unos minutos más y todo habría terminado.

En breve podría irse a casa.

Quería darse una buena ducha caliente, llorar como una posesa y decidir qué demonios iba a hacer con Nick Coburn.

Habló con los Donovan y les contestó a todas las preguntas que tenían.

Llevaba haciendo aquel trabajo el tiempo suficiente como para que le resultara fácil.

Ojalá su vida resultara igual de sencilla.

«Eskai, yo me voy».

«¿Necesitas algo?», dijo Maggie asomando la cabeza por la puerta.

«No, gracias. Yo también me voy a ir ahora».

«Sí, supongo que acostumbrada a irte a las dos se te hará un poco extraño estar aquí tan tarde».

«Sí, pero no queda más remedio».

«Mientras mi madre esté enferma», contestó Eskai encogiéndose de hombros.

«Le podríamos mandar unas flores mañana», sugirió la secretaria.

«Me parece una idea fantástica. Recuérdamelo, eh».

«Muy bien», sonrió Maggie.

«Hasta mañana, Eskai».

«Hasta mañana».

Aquella secretaria era una joven maravillosa y alegre que se entregaba al trabajo y estaba dispuesta a ayudar en todo.

Eskai siguió trabajando.

Lo cierto era que aquello se le estaba haciendo cada vez más cuesta arriba y rezó para que su hermana Tara contratara a otra persona que la pudiera ayudar.

Así, ella podría volver a trabajar solo media jornada.

A las seis de la tarde ya no podía más, así que recogió, se puso el abrigo y apagó la luz.

Lo que quedaba por hacer, tendría que esperar al día siguiente porque ella tenía responsabilidades más importantes que el trabajo.

Al salir a la calle, tras cerrar la puerta con llave, suspiró aliviada.

«No has venido».

Eskai dio un respingo y se giró con el corazón en la boca.

«¿Era Nick?».

Estaba apoyado en la pared y la miraba enfadado.

«Ya», contestó Eskai con la respiración entrecortada.

«¿Te importaría explicarme por qué?», dijo Nick acercándose a ella.

«¿Te importaría que me repusiera del susto?».

«Casi me matas», contestó Eskai llevándose la mano al pecho.

«Desde luego podrías haber tenido un poco más de cuidado».

«No te preocupes, no tienes nada que temer de mí», contestó Nick con voz peligrosamente ronca.

Eso no se lo creía ni él.

Eskai se encaminó a su coche y oyó que Nick la seguía.

«De verdad no hay motivos para temer nada de ti.

No creo que hayas madurado tanto.

Te sorprenderías».

Eskai lo miró de reojo y se dijo que, a pesar de que debía de tener un par de arrugas más, aquel era el mismo Nick Coburn de siempre.

«Seguro».

«Se irá mi coche yo solita», le espetó.

«No he venido hasta aquí para acompañarte al coche», contestó Nick colocándose a su lado.

«He venido a hablar contigo porque necesito respuestas».

Eskai sintió que le faltaba el aire.

«Lo sabría».

«No imposible».

Al llegar a su coche pulsó el mando y abrió la puerta.

«Maldición».

Se le había acelerado el pulso.

«Maldición».

«¿Eskai?», dijo Nick agarrándola del brazo y girándola hacia él.

Eskai lo miró a los ojos y vio que estaba preocupado, como si hubiera estado trabajando en un caso difícil.

«Muy bien», le dijo.

Si no te hubieras ido antes de que te hubiera podido contestar a la invitación, te habrías enterado de que no iba a poder ir, aunque hubiera querido.

Comentarios de Capítulo 5 v56z

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