C223 La medida del amor es amar sin medida 3m1y3g

Este fin de semana he tenido una boda preciosísima, un lugar inmejorable, los novios eran fantásticos.

Y ¿sabes cuál es la tentación cuando uno tiene una cosa como esta? Es pensar que todo es tan bonito porque estamos celebrando el amor, el amor de estos dos novios.

Era un comentario recurrente.

Ay, es que son ideales, son ideales.

Bueno, pues quiero decir a todo el mundo que me escucha en este momento que una boda no celebra que dos novios son ideales.

Y encima te voy a explicar el por qué.

Muy buenos días, yo soy el padre Joaquín y esto es Al Lío, un podcast para gente despierta que quiere crecer, en el que te hablo de temas de fe, espiritualidad y estilo de vida.

Bienvenido, bienvenida, estamos en familia.

Me conste que a esos dos novios los quiero muchísimo, por eso, si les he tenido que explicar algunas cosas, es porque quiero que se casen bien y no de cualquier manera ni fundados en un amor que puede ser humano.

Y a propósito de humano, hoy te quería hablar de un evangelio que comienza contando cómo Judas fue el primero en abandonar la mesa de la última cena.

Y no puedo evitar compartir con todos vosotros un texto que he leído precisamente esta mañana.

Es un comentario a las lecturas del domingo que todas las semanas escribe un sacerdote distinto, anónimo, en la página web del arzobispado de Madrid.

En la descripción dejo el link.

Y entonces este comentario, a propósito de esa huida rápida de Judas, comienza contando algo que es relativamente frecuente en nuestras parroquias, a lo mejor lo has visto o a lo mejor incluso tú has sido ejecutor de lo mismo, así que ahí te lo lanzo por si, bueno, tú ya me dirás si lo has hecho o no.

Dice así.

Justo después de comulgar, muchos abandonan su asiento que celosamente han guardado durante toda la misa y se dirigen como deportistas de élite hacia el lugar de salida.

Durante la bendición resuena la voz del sacerdote, podéis, acompañado por un ruido de pasos que se van agolpando en la puerta, ir, y el crujido de los godnes de la puerta no suficientemente engrasada acompaña esta palabra, en, como en la entrada de la plaza en los sanfermines se ha formado un tapón de personas que se empujan por ver la luz del sol en la puerta de la iglesia, paz, a los que han tomado ventaja se unen los que por los ruidos precedentes se han puesto nerviosos y se forma espontáneamente la procesión de salida, el sacerdote, los monaguillos y todos los que se cruzan por en medio para llegar a la salida como si el último tuviese que fregar la iglesia.

Se podría cambiar el final de la celebración de la Eucaristía y en vez de decir podéis ir en paz deberíamos decir tonto el último.

En realidad no era este el tema del que te quiero hablar, pero es que me ha hecho mucha gracia.

Dice así este evangelio que es del capítulo 13 de San Juan, cuando salió Judas del cenáculo dijo Jesús, ahora es glorificado el hijo del hombre y Dios es glorificado en él.

Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo, pronto lo glorificará.

Hijitos me queda poco de estar con vosotros, os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros, como yo os he amado, amaos también unos a otros.

En esto conocerán todos que sois discípulos míos, si os amáis unos a otros.

Una de las frases que me parece más poderosas de la Sagrada Escritura está en el libro del Apocalipsis en la que dice Jesús, mira yo hago nuevas todas las cosas, yo hago nuevas todas las cosas.

Pero también me parece que precisamente en este mandamiento de Jesús radica esta realidad, y es que...