El buey mudo 22/03/2025 3z5qo

Ayer, día 21, celebrábamos un día importante, el día del Síndrome de Down. Y digo que es un día importante porque estos días nos sirven para recordar a las personas con discapacidad.

El mundo moderno, y ya saben que moderno en este programa no es un adjetivo positivo, sino un descalificativo, presume de dignidad, de que cuida o protege la dignidad de la persona.

Pero la realidad es que cuando uno rasca en este mundo moderno, es el mundo, como diría el Papa Francisco, del descarte. Porque la principal característica del mundo moderno es haber olvidado o excluido a Dios. Y una cosa que vamos a marchas forzadas, es que cuanto más se elimina a Dios de la ecuación de la vida social, más se deshumaniza el mundo. Y por eso creo que vienen bien días como este que nos recuerdan que hay personas que tienen discapacidades y que tenemos que estar atentos a ellas.

Tenemos que ayudarles, tenemos que preocuparnos por ellos. Que eso es lo que nos da el índice de nivel moral de una sociedad. Decía Jerome Leyen que la calidad moral de una sociedad venía definida o determinada por cómo cuidaba de las personas con discapacidad, por cómo cuidaba de los débiles o de los necesitados. Y en este momento tendríamos que decir que nuestra sociedad suspende. Suspende. Y concretamente cuando hablamos del síndrome de Down especialmente.

¿Por qué decimos esto? Porque desgraciadamente hoy el síndrome de Down es una persona que si se identifica que viene con síndrome de Down, la eliminamos. Este es el drama del aborto eugénesico que vive nuestra sociedad. Hay países que presumen de que prácticamente no nace un niño con síndrome de Down. Y como ustedes comprenderán, no es que no haya gestado niños con síndrome de Down, es que todos cuando son identificados son eliminados.

Y desgraciadamente Jerome Leyen, que fue aquella persona que descubrió el origen genético del síndrome de Down, tuvo que vivir con el pesar de que su descubrimiento fue utilizado por muchos para identificar a los niños síndrome de Down en el seno de su madre, con el único y exclusivo objetivo de poder matarlos antes de nacer.

A mí me sorprendió mucho leyendo un libro que citaba el otro día a Javier García Isaac en su programa, un libro de José Javier Esparza que es una biografía de Jerome Leyen, Amar, Curar, Cuidar, creo que se llamaba, ahora no me acuerdo bien del título, en el que explica cómo Jerome Leyen, que se posicionó claramente a favor de la vida ante cualquier intento por parte de las autoridades sas de legalizar el aborto, que desgraciadamente luego llegó a su legalización con Valérie Giscard d'Estaing, la primera ley que tuvo que enfrentar era una ley que proponía exclusivamente el aborto para las personas con síndrome de Down.

Así es como el mundo moderno cuida de las personas con discapacidad, matándolas. Y a día de hoy repito hay países que se congratulan, que fanfarronean de que no nace ningún niño síndrome de Down, pero repito, no porque no hubiera sido concebido, sino porque los hemos asesinado antes de que nazcan. Y desgraciadamente