AOS - HISTORIA LA REUNION ( PARTE 4 ) - GLOOMSPITE GITZ 6g5t2u

Muy buenas Forjadores de Sigmar, Esclavos de Nagasi, Devotos de los Poderosos, os habla Warhammer Historia, recordaros darle al like, suscribiros, que si estáis en Youtube ya os podéis hacer del canal por tan solo un euro, como nuestros hermanos de batalla Daenielus, Dragonazul y Daniel, muchísimas gracias a los tres por formar parte de esta gran familia y también saludar a la gente de las plataformas de podcast, un saludo a todos los oyentes y muchísimas, muchísimas gracias también a vosotros por estar ahí.

Hoy vamos a seguir estas historias que estamos contando de Age of Sigmar, que como ya habéis visto en episodios anteriores, en las cuales las estoy sacando de la edición de Salvat que sacaron, en las cuales vamos a ir contando como una historia completa, pero desde diferentes razas.

Empezamos con los forjados, luego seguimos con los zorros, luego seguimos con los silvanes, y hoy es la época de los tipejos, vamos a ver estos grups que nos enseñan, así que no me va a alargar muchísimo más, vamos directamente fuera del vídeo, vamos ahí.

La reunión Un buen jerarcaloco siempre anda buscando un nuevo enemigo para que luche en su ejército.

Un jerarcaloco realmente recuerda que los goth aplastados son un ejército terrible, por lo tanto siempre es un acto de equilibrio asegurarse de que una horda tenga suficientes combates para mantenerse entretenida, pero no tantos que no puedan imponerse a sus enemigos con su superioridad numérica.

Klagin, lengua negra, se rió de alegría al oír el aullido de los garrapatos.

Se lanzó adelante y vio que una de sus manadas de garrapatos había atrapado una patrulla de silvanes.

De cintura para abajo apenas podía ver al enemigo, sus extremidades eran de madera y corteza mezclándose perfectamente con el bosque, pero de cintura para arriba sus brillantes espadas y formas espirituales deslumbraron sus ojos.

Las patrullas de silvanes se habían vuelto más frecuentes últimamente y Klagin no quería correr riesgos.

«¡Atrapenlos, chicos!», gritó a su horda.

Los pastores de garrapatos instaron a sus pupilos a avanzar empujándolos con un hierro de marcar garrapatos y tocando música horrible para animarlos.

Cuando el líder garrapato le dio un mordisco al aparecido más cercano, un garrapato cavernicó la gigante en el que iba montado uno de los groz de Kalgid, saltó a la refriega.

El groz casi cayó arrojado al suelo por el garrapato, pero aguantó y clavó su lanza.

Una vez eliminada la patrulla silvanes, los groz estallaron en celebración bailando y saltando sobre los restos destrozados de los aparecidos arborios.

Mientras sus fuerzas celebraban, Klagin se puso pensativo.

Últimamente había muchos tipejos árbol cerca de la cueva.

Les vendría bien algo de ayuda.

Por supuesto, esto significaba compartir la diversión, pero los silvanet se estaban volviendo peligrosos.

Solía ser una patrulla todos los años y un ejército una vez en la vida.

Ahora era una patrulla cada semana y un ejército bueno probablemente muy pronto, ahora que lo pensaba.

Esa noche, Klagin se escabulló para ver a un viejo conocido.

Fueron unas cuantas horas de caminata hasta llegar al pantano.

Había señales de actividad de los tipejos por todas partes y Klagin supo que estaba en el lugar correcto.

Avanzó sin sutileza con la esperanza de llamar la atención.

Efectivamente, un débil resplandor brilló a través de la niebla.

Klagin vio a Zarbakh, el chamán, mirándolo.

Zarbakh levantó un farol y miró a Klagin con ojos atónitos.

¿Qué quieres? preguntó.

Unas figuras sombrías surgieron detrás del chamán y Klagin se estremeció.

Incluso para ser un groz, confundidos por las setas, siempre había encontrado a los compañeros de Zarbakh, sus tipejos, un poco inquietantes.

Oye, ¿qué quieres? repitió.

Esta vez un poco más alto que la última.

¿Quieren pelear, chicos? preguntó Klagin.

Tengo que talar unos tipejos árbol.

Zarbakh mostró una amplia sonrisa.

Ahora estás hablando.

A mí y a mis tipejos nos gusta como suena.

También conocemos a otros chicos.

Se están divirtiendo un poco por allí atrás.

¿Los traemos también? Klagin asintió con la cabeza.

Resultó que, por allí atrás, estaba otra hora de camino del pantano de Zarbakh.

¿Y se están divirtiendo un poco? Resultó ser un matafuegos duardin atado a un cañón, rodeado por una banda de grozrisueños.

Llegas justo a tiempo, gritó uno de los tipejos.