Abandono en manos de la Providencia - Prof. Pablo Errázuriz 60a5k

Un saludo cariñoso al canal de televisión de María Visión.

Hoy día vamos a tratar un tema quizás distinto en su comprensión para muchas personas.

Y antes de entrar al tema que se llama Abandono en manos de la Providencia, creo que es bueno, como un prólogo para entender la profundidad de este texto, decir algunas cosas.

Yo tengo que entender que Jesucristo bajó del cielo a la tierra con un fin determinado, salvar a la humanidad.

Evidentemente yo entiendo entonces que el hombre de por sí es un ser trascendente, es imagen y semejanza de Dios y que su tiempo histórico en el mundo visible es muy corto.

Pero debo entender entonces que si el hombre es trascendente está llamado a vivir eternamente.

Pero para llegar a entender esa trascendencia y para llegar al cielo tenemos que escuchar, tenemos que entrar a conocer los caminos que Dios Hijo Jesucristo nos ha querido entregar para nuestra salvación.

Y uno de esos textos riquísimos para poder comprender esto sin duda es este del evangelista San Mateo, que lo encontramos en el capítulo 6, versículo 25 al 34.

¿Y qué nos dice este texto? Abandonate en manos de la providencia.

Por eso os digo, no os inquietéis por vuestra vida, por lo que habéis de comer o de beber, ni por vuestro cuerpo, por lo que habéis de vestir.

No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido.

Mirad cómo las aves del cielo no siembran, ni ciegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre Celestial las alimenta.

¿No valéis vosotros más que ellas? ¿Quién de vosotros con sus preocupaciones puede añadir a su estatura un solo codo? Y del vestido, ¿por qué preocuparse? Y del vestido, ¿por qué preocuparse? Aprendan de los lirios del campo cómo crecen, no se fatigan ni hilan.

Pues yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.

Pues si la hierba del campo que hoy es y mañana es arrojada al fuego, Dios así la viste, ¿no hará mucho más con vosotros hombres de poca fe? No os preocupéis pues diciendo qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos.

Los gentiles son aquellos que se afanan por todo eso, pero bien sabe vuestro Padre Celestial que de todo eso tenéis necesidad.

Buscad pues primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura.

No sinqueteis pues por el mañana, porque el día de mañana ya tendrás sus propias inquietudes.

Bástele a cada día su afán.

El texto se inicia con una expresión de Jesucristo cargada de autoridad.

Por eso os digo, yo quisiera definir también qué significa o qué se entiende autoridad.

No debemos entender autoridad como autoritarismo.

La palabra autoridad viene del latín, de la palabra augere, y la palabra augere traducido al castellano significa crecer, vale decir, cada vez que Cristo habla tiene por fin que sus hijos escuchen y crezcan.

Eso es lo que quiere el Señor, que crezcan.

Podríamos poner un ejemplo simple.

Un padre y una madre que tienen hijos y tienen que educar, tienen que hablar con autoridad, porque el fin último es que el hijo crezca, y creo que todos deseamos eso, ¿no? Por eso Jesús inicia el texto con tanta autoridad.