4x36 - Cosas de Brujas - Raquel Berenguel - ADN 31t3e

En la ciudad de Valencia, entre 1591 y 1594, cada miércoles por la noche se reunía, clandestinamente, un grupo de intelectuales para tratar asuntos de diferente temática.

Eran conocidos como la Academia de los Nocturnos.

Cuatro siglos después, Félix Friaza vuelve a abrir las puertas de la Academia para compartir con todos vosotros y en compañía de otros académicos nocturnos conocimientos, misterios y sabiduría popular ancestral.

¿Te atreves a cruzar la puerta? ¿Quieres formar parte de la Academia de los Nocturnos? Adelante, no te lo pienses.

Empieza a descubrir y compartir vivencias.

Pero deja atrás todos tus prejuicios.

Solo así podrás ser conocedor y partícipe de lo que encierran estas puertas.

Sed bienvenidos.

Buenas noches, bienvenidos y bienvenidas una semana más a la Academia de los Nocturnos.

Y esta noche viene de lujo.

Normalmente siempre suele ser así, pero esta noche de verdad, de verdad que sí, que viene de lujo porque la invitada, la invitada que se ha dignado a cruzar por primera vez, la primera vez como invitada principal, es un auténtico bellezón de mujer, por dentro, por fuera, lo tiene todo y aparte escritora, ya lo que le faltaba, si es que ya qué vamos a decir de ella.

Luego en la presentación os vais a enterar, aunque ya lo habréis visto, en la cartelería que es el que solemos poner, pero me da igual, me da exactamente lo mismo.

Tengo que decir solamente cosas buenas de esta mujer, como también tengo que decir cosas buenas del equipo de la Academia, de momento presentarlos, de momento presentaros a todo el equipo.

Laura Diana Cárdenas en locución, Paco Cárdenas en edición y sonido, Javier Resines con su caminando entre monstruos, un auténtico crack, pero otro no menos crack es Álvaro Anula y su enclaver de leyenda y la crack de las crack, que no, que croe, pero sí croa como rana tal cual, que te puede convertir una bruja.

¿Quién es? La becaria, Lola.

Lola Velasco, muy buenas noches, ¿qué tal, cómo estás? Buenas noches, Feli, voy pasando de faraona, ahora me voy rotando.

Bueno, es verdad, sí, sí, tú llegaste a ser Lola Jepchu.

Voy rotando por los cargos, pero del de becaria rasa, bueno, pero nada, sigo aquí dando guerra de la buena.

Bueno, de momento no te hemos convertido en rana, esperemos que no te lleguemos a convertir porque para eso tenemos aquí a Paco, que Paco aparte de ser el editor y todo eso es brujo.

Que edite lo justo, en ese sentido que edite lo justo, yo como en el chiste, virgencita, virgencita, que me quede como estoy.

Que me quede como estoy, pero con la cuenta engorda, eso sí que es cierto.

Yo también.

Voy a un primer inicio de programa, a la presentación de nuestra invitada y ya le damos entrada.

Entre los peores años de furor contra las brujas, no había una sola mujer que estuviese segura de que un buen día no la habían de denunciar como bruja, en cuyo caso, sometida a tortura o obligada a confesar, era juzgada en el acto.

Para ser sospechosa de brujería, bastaba con ser vieja y fea, o joven y bella, o bien tener el pelo rojo.

Según el concepto dominante en la época, las brujas tenían como misión principal perjudicar a sus semejantes en la salud.

En la vida o en cuanto poseyese.

Hacían que lo mismo los hombres, que el ganado, languideciesen o que se prendieran, que se estupreara la leche, envenenaban los manantiales y no respetaban a la gente más pobre, ni siquiera a los niños.

Naturalmente las brujas estaban al servicio del diablo, eran sus novias, y los aquelarres se transformaban en orgías desenfrenadas.

Ellas y sus víctimas podían transformarse en toda clase de animales, particularmente en urracas, gatos y sapos, por la noche cruzaban el aire montadas sobre el palo de una escoba.

Cuando más alocadamente se comportaban era durante las noches de Santa Valpurgis, Pascua y San Juan.

La noche de Santa Valpurgis era el remate del año de las brujas, entonces todas las brujas se reunían con su maestro y los diablos para celebrar una fiesta infernal.

Esto nos da paso al tema que vamos a tocar hoy, pero antes el paso se lo damos.

Ana Cárdenas y la presentación de nuestra invitada.