23-05-2025 La Gárgola 736h49

Radio Marca Tenerife te ofrece La Gárgola, con Rafael Muñoz Un alcalde belillo. Las redes sociales son el vertedero, la otra gárgola, donde la sociedad bobina vomita su ira política hacia el adversario bajo un discurso de «y tú más». Atravesamos un gobierno de la muchedumbre o clocracia, para los que no fuimos víctimas de la ESO y el adoctrinamiento político en las aulas.

Una sobredemocracia que ha degenerado gracias a una sociedad embrutecida y analfabeta, substrato de donde brota la mala hierba política en un único sistema social donde la emoción del instante y el sentimentalismo deben prevalecer sobre el imperio de la ley. Mal. El socialismo quiere un millón de votos a base de regularizaciones masivas. El socialismo copularía con el mismísimo demonio, de hecho ya lo ha hecho, con tal de mantener la ubre del poder en la boca. La crispación social, somatizada en forma de bronca política, cual derbi futbolero, significa que se vota por mero revanchismo.

Empiezo a tener claro que hay una intensa relación entre los países que sufrieron la reforma luterana religiosa, si así lo prefieren, y los que no. Las democracias latinas son de baja calidad, un lupanar moral de corrupción donde no hay sinvergüenza ni tragazables que dimita cuando lo la pillan. Los tienen que expulsar del partido, pues no salen ni con lejía hirviendo.

Y Canarias, trasero social de España, no es una excepción que confirme el diagnóstico social y político. Las democracias de las sociedades que separaron la vida religiosa de la civil parecen tener un marco sociopolítico más sano. Por eso el latino, incluido el canario, necesita un buen patrón, un caudillo o un alcalde belillo con ve de borrico que lo guíe.

Y a los partidos les remito, vamos a verlo. Los socialistas tienen un ególatra por líder con un fregadero atascado de mierda llamada corrupción. Los peperos son la herencia desnatada complejada del caudillaje castellano de plaza mayor, catetos y catetas con mechas rubias en su mayoría. Después tenemos los extremos, los de Vox, sacados del nodo y los podemitas de sumar más vagos, una arcada de descamisados intelectualmente sin despiojar.

Y finalmente tenemos el canaristán, un híbrido barato entre los complejos de creerse europeos y ser medio chamos cubanos moros con una sobrevaloración a una tribu con taparrabos llamados huanches, adoradores del fuego que no dejaron ni un pergamino escrito. Pueden lapidarme, ya saben que esto es la gárgola no haber venido.