Hola María, ¿qué tal? Muy bien, ¿y qué tal tú María? Pues bien, no me voy a quejar, vamos tirando.

Bien, bien, sobreviviendo, ¿no? Sobreviviendo de a poquito. ¿Qué tal ha ido tu semana? Pues mal.

Recuperándome, bueno, ahora mismo recuperándome de un trancazo, de un resfriado tía que me lleva toda la semana en posición horizontal, sin hacer nada y bueno, me lo notaréis un poquito en la voz y si me da un ataque de tos en medio del episodio, perdone. Es comprensible. Las cosas. Sí, es la época de todos modos, ¿no? Está todo el mundo así, imagino que no será sólo aquí, que está todo el mundo mal y a base de ibuprofeno, paracetamol, pidefen y mierdas varias, así vamos. Y mezclándolo con un Vladimir y que viene muy bien. La vitamina C, ¿no? Del tomate. Sí, sí, sí, sí, sí. Viene super bien. Siempre va bien.

Yo en los momentos en los que menos he sentido los trancazos ha sido cuando he salido obligatoriamente, que están malas, dice... Me voy a obligar, ¿no? Me voy a obligar porque es un cumpleaños, es un tal, es un cual... Y he bebido y ha sido como... Me siento bien. Porque a lo mejor tú, ¿cómo se dice? Tu percepción no es la mejor.

Tu autopercepción no es la más rigurosa en ese momento. No, no, no, seguro que... Es cuando, ah, sí, no, sí, voy bien y vas a lo mejor con un zapato menos y no te estás dando cuenta. En este caso es, se ha anulado el resfriado. Hemos cancelado la suscripción al resfriado en el momento que bebemos alcohol. Estupendo, estupendo. Y tu semana, ¿cómo ha ido? Un poquito estresante.

¿Sí? ¿El trabajo? Sí, sí, sí. Ha tocado el inventario y... Y 24 horas, pin, pin, pin, pin, pin, pin, pin.

Contar es fabuloso, me encantan los números. Sí, ¿no? No, no, no. ¿No me conocéis? No, odio los números. Tengo dilesia y los números no se me dan bien, ¿vale? No me gustan. Pero bueno, ya ha terminado, ¿no? Sí, sí, ya se acabó. Se acabó la tortura. Ajá. Bien. Y empezamos con una época un poquito más relajada. Más tranquilita.

Aprovecho para decir que ha sido recientemente el cumpleaños de María. Felicidadla.

Felicidad, en verdad. Bueno, pues te toca empezar, ¿no? Venga, vale, pues empecemos. ¿Qué me traes? Pues hoy te traigo un caso de desaparición, ¿vale? Y es de Estados Unidos. ¿Vale? Es de un muchacho que se llama Zep Quinn de Asheville, Carolina del Norte. ¿Vale? Y sucedió en el 2000, en el año 2000, aunque se ha resuelto recientemente. Ok, como que ha durado mucho la resolución del caso, la investigación, ¿no? Tengamos en cuenta que es una desaparición, así que estos casos también tienen un poquito de...

Bueno, pues vamos a introducirnos, te voy a explicar un poquito de quién era Zep Quinn. De la vida de esta persona. De la vida de esta persona, aunque sabemos poquito porque era un chaval de 18 años en el momento de la desaparición. Pero bueno, él nació el 12 de mayo de 1981 en Asheville, Carolina del Norte.

Vale, y ahí es donde me dijiste antes, ¿no? Antes era el sur, ¿no? No, te dije Carolina del Norte, pero te dije Asheville, es que me comí la e. Ah, vale. El pueblo de nombre... Me suena que se pronuncia sin la e, ¿no? Vale, Asheville. Creo que sí, me suena mejor. De ahí, corregidnos el caso de equivocación, por favor.

Si alguien de Asheville nos sigue y nos diga cómo se llama su pueblo. Por favor. Nació ahí, en Carolina del Norte, también se crió ahí, ¿vale? Tenía 18 años en el momento de su desaparición y nada, fue criada en una familia trabajadora, normal, era un chico amable, tranquilo, responsable, amante de los animales, no tenía problemas conocidos con nadie, ¿sabes? Era muy cercano a su madre y a su hermana, se llevaba muy bien con ellos.

Era un chico trabajador, trabajaba en el Walmart, él de reponedor, el de uno de noche, y no se le conocían ni enemigos...

Ni vicios. Ni vicios, ni problemas así. Y una vida normal, todo tranquilito, todo... Sí, sí, sí, sí, sí.

Sin nada destacable, sin nada reseñable...

Lo más reseñable que había mostrado recientemente interés por una chica que se llamaba Misty Taylor...