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¡Bienvenidos a un nuevo episodio de Dos Bloody Marys, por favor! En este vigésimo quinto episodio os traemos dos casos muy diferentes, uno es un misterio sin resolver que trae a todo el mundo que lo conoce de cabezo y el otro es nuestro primer caso japonés, una caso muy famoso y muy duro. Os presentamos a La Mujer de Isdal y a Junko Furuta La tarde del 29 de noviembre de 1970, un hombre y sus dos hijas pequeñas estaban de excursión en un área conocida como Isdalen (Valle de Hielo); también se la conoce como Valle de la Muerte, tras notar un inusual olor a humo, una de las niñas encontró el cuerpo calcinado de una mujer entre varias rocas. Asustados, regresaron a la ciudad y notificaron el hallazgo a las autoridades. Desde entonces ha habido numerosas teorías ¿quien era esta mujer y por qué habían acabado con ella? Nos vamos a Japón, Junko es una adolescente aplicada, amiga de sus amigos, sonriente y servicial, además de muy guapa. Centrada en sus estudios y sin interés alguno en tener novio, un compañero de colegio se obsesiona “un poquito” con ella tras darle calabazas, el NO de Junko sería su perdición, un infierno de más de un mes, numerosos participantes de su tortura y errores policiales mezclados con la maf*a Japonesa hacen de este caso el más duro hasta el momento de nuestro podcast. Esperamos que os haya gustado este episodio y que nos comentéis qué os han parecido los casos. ¿Conocíais ambos casos?¿Cuál os ha gustado más? Estamos abiertas a sugerencias y peticiones de futuros casos :-) ¡Nos vemos la semana que viene! 2595u
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Hola María, ¿qué tal? Muy bien, ¿y tú qué tal María? Pues muy... ¡Uy! Pues muy bien también.
Hoy no ha caído. Hoy no ha caído, es que llevo una rachita que no vea. Bueno, bienvenidos a un episodio más de Dos Vlodimeris, por favor. Muy bueno.
Healthy. Healthy. Es tomate. Es ensalada. Totalmente. ¿Qué tal tu semana? Muy bien.
¿Sí? La verdad que sí. ¿Has hecho algo interesante? ¿Algo que contar? ¿Algo que reseñar? Tengo una situación un poquito complicada, creo, porque no quiero ser desagradable.
Vale. Donde siempre voy a tomarme el café, en los descansos, en el trabajo...
El encargado... ¡Hola, Blas! Ya está aquí el protagonista. El encargado es súper agradable, muy guay, ¿no? Sí, el que conocí yo una vez... ¿No? Bueno, no sé. No sé si es ese o no, si lo has llegado a ver o no. Bueno. Y claro, me dijo, ¿cómo estás? No sé qué, no sé cuánto es lo normal.
Después me dice, ¿a ver cuando nos tomamos una cervecita? Y yo le dije, pues venga, vale.
Claro. Y claro, yo lo interpreté como guay. Claro. Y después vino otra vez, por si yo no lo había entendido, que claramente no lo había entendido. ¿Pero qué te dijo? ¿Una cervecita te va a comer en la boca? No. O sea, claro, me dijo lo de la cervecita y yo, venga, guay.
Yo entendiéndolo de guay. Sí, sí, sí. No, pero como dices que vino otra vez para explicarte lo que te dijo. Oye, que quiero una cerveza pero va a comerte la boca después. No, pero casi. Es que se te ve muy simpática, muy agradable, entonces pues yo quiero saber quién eres y conocerte más en profundidad para ver cómo podemos cuadrar.
Es como, mierda, yo ya he dicho que sí. ¿Qué? No, contesté. Y es como, ¿ahora no salgo de ahí? ¿Cómo salgo de ahí? Es como, ¿me cae esto bien? Pero no quiero saber quién eres en profundidad tampoco. No hay necesidad. Creo que lo más interesante que me ha pasado... Bueno, a ver, es un dilema, es un dilema. Es un dilema. Ya me contarás cómo...
¿Cómo salgo de ahí? No, escucha, que en verdad... Que una cerveza sí, pero porque... Porque me caes bien. Sin conocernos, Nina. No hay necesidad de conocernos. ¿Para qué? Y ya está. No recuerdo nada más. Así... Hoy la señora me ha hecho comentarios un poco despectivos sobre la marca para la que trabajo. Ah, bueno. Ha venido a desahogarse allí, pero claro, yo lo he dejado. Es lo que he hecho, pero como... ¿Querías discutir, señora? Dígamelo de frente y yo discuto con usted, pero si no, no...
Y nada más. ¿Y tú qué tal? ¿Qué tal tu semana? Pues mi semana bien, mi semana tranquila, pero vengo aquí a abrir un melón. A ver, hoy, justo hoy, hemos recibido un comentario negativo, que bueno, que no pasa nada porque todo suma, ¿no? Es engagement. Y además estoy orgullosa porque es nuestro segundo hater. Importante.
Bueno, sí, sí, creo que sí, que no hemos tenido ningún entremedio, ¿no? No. No, bueno. Y el señor nos venía a decir que qué clichés y que usamos y que, bueno, que nos referimos... Es que no sé cómo explicarlo, ¿cómo lo podrías decir tú? Que usamos muchos clichés para referirnos a los países... A los países, sí, que estereotipamos, sí. Que estereotipamos mucho.
Y era en el capítulo del asesino de los mochileros de Australia, que entiendo que fue porque dijimos que en Australia son todos muy guapos. Que algún feo habrá, no lo sé. Seguramente, pero... Pero tú lo que ves en las películas es gente rubia, alta, en bañador y súper bronceada todo el año. Que es como en Corea, que tú ves nada más que los guapos, seguro que vas allí y no...
Seguro que hay feos, claro. Pero... O si decimos de Estados Unidos que es más fácil comprar una pistola que la pastilla del día después, pues a ver, amigos, es que en la tele dicen que el aborto es pecado y que comprar un rifle para defender tu casa está muy bien, ¿no? Sí, así es. O sea, el estereotipo puede que sí, pero no lo hemos inventado.
