175 Setenta y cinco primaveras, un disconfort vaginal y el talento de Mr. Rivas. 1t3z3f

Qué pesadilla más tonta.

Tienes que cenar menos.

¡Cabrón! Vete a mirarle en la ventana a tu puta madre.

¡Os voy a quemar el after- La próxima vez le electrocuto el pene.

No llegas.

Me subo a un tabureté.

Lo que sea decir.

Fermín, ¿estás ahí? Ah, no.

Que estás en Rumanía a 3.227 kilómetros.

Estoy solo.

Estoy solo.

¿Quién es? O sea.

¿Quién es? Abre.

Vecina, ¿qué tal? Sí.

Tengo que dejar los fritos.

Mucha grasa trans.

¿Dónde está mi hijo? ¿Eh? Me prometisteis que encontraríais a Adolfo Faustino.

Bueno, yo no prometí nada, Fermín.

Lo que pasa es que está de viaje.

¡No quiero ni una palabra más! ¡Ay, no, no, no! ¿Quieres que te lleve? Son como torrijas rumanas.

Fermín, la vecina me acaba de dejar un conejo en una bolsa.

Muerto. Un conejo muerto.

¿Eso que está molesta por algo? ¡Claro! Le dijiste que encontrarías a su hijo y ahora quiere que lo encuentre yo.

Pues si lo encuentras, dímelo, ¿eh? Que no pierdo yo el tiempo aquí.

Que ando muy liado.

Que lo tienes que encontrar tú.

No me pases la patata caliente.

Joder, qué pinta.

Desde que se ha ido la nena se me cae la casa encima.

Arréglate, que hace un día muy bonito para hacer maldades.

Al gato me lo vas a meter aquí en la casa.

Me va a llenar la moqueta de pelos.

Si quieres que me mude contigo, Benito va en el PAC.

¡Venga, dúchate, anda! Sí, sí, que tengo cita en el ginecólogo.

Ayer estornudé y se me escapó un poco el pis en la primera vez que me pasa.

Pues mira, ya tenemos plan.

¡Qué mal todo, chica! ¡Qué mal! Este aún es de febrero.

Sí, de 2004.

¿Ha robado usted de la peluquería la última vez que se tiñó fuera de casa? Claro. Por eso no dice nada de mis 75 primaveras.

¿No ha llamado a la prensa? No, señora.

Ni un ramo de flores, ninguna felicitación oficial.

A ver si es que tiene mal mi dirección.

No creo. Llevo usted viviendo aquí toda la vida.

Alfonso de Ojenloje siempre me felicitaba.

Lo que pasa es que hemos perdido el o.

Nada que no solucione uno, hija.

Voy a celebrar un gran evento.

Pero no por mí, ¿eh? Por todos mis amigos, porque a mí no me gusta ser el centro de atención.

¿En casa? No, no, no. No me fío. Que luego me faltan cosas.

Mejor alquilamos un local.

Le veo el problema del dinero.

¿Y qué problema? Que no lo tiene.

¡Ah! ¡Uy!