15 -¿1000 kilómetros? Pues vaya. 4uu13

Capítulo quince kilómetro mil y nuevos aires mis compañeras alemanas despertaron a las seis de la mañana y a las siete ya estaban en ruta ramón y yo en cambio coincidíamos en que no merecía la pena salir tan temprano y sufrir la niebla y el frío de primera hora de la mañana así que entre unas cosas y otras ramón salió a las diez y media hora después a esa hora el sol ya había subido la temperatura unos cuantos grados y la niebla había desaparecido en mi empeño por seguir fielmente las señales jacobeas me metí en un camino de cabras estrecho lleno de piedras enormes y raíces que me hizo bajar de la bicicleta y continuar caminando durante más de media hora hasta tomar de nuevo la carretera que seguía cuesta arriba iba pendiente de mi cuenta kilómetros que estaba a punto de llegar al número mil cuando por fin apareció en la pantalla alcé los brazos para celebrarlo estaba emocionado no me encontraba en un lugar espectacular el paisaje era muy seco el sol pegaba con un mazo y apenas me quedaba agua pero aun así fue un momento muy eso special empezaba a creerme que nada me podía parar dejé a un lado ruesta un pueblo abandonado donde solamente había casas derruidas y unas señales que indicaban el albergue de peregrinos que por lo que me habían contado era de los más auténticos y austeros del tramo navarro aragonés sangüesa fue mi punto final del camino de santiago franco aragonés el albergue estaba vacío cuando el crea las tres de la tarde pero en un papel había indicaciones claras de cómo instalarse al rato entró un señor llamado andrés alegre y dicharachero y después sabin una chica alemana salí a matar el hambre con un pincho de tortilla y una cerveza y cuando volví al albergue lo encontré lleno de gente los recién llegados parecían una manada de pingüinos por la manera de caminar a causa de las ampollas en los pies y el cansancio del día pronto cogí más confianza con mis compañeros vecinos de cama los sevillanos picchu chinchilla sabin y un chico de rasgos indios juntos fuimos a tomar unas cervezas por el pueblo y cenamos unos bocatas escuchar a paco y a chinchilla era risa asegurada con su acento sevillano cualquier cosa que decían se convertía en un chiste sabe no se enteraba de nada pero aun así tambien reia a las diez y media ya estábamos de vuelta en el albergue pijamita buenas noches y a dormir uno de los peregrinos más veteranos recién apagada la luz preguntó en voz alta a alguien le molesta al aire la respuesta fue unánime no y entonces el señor se tiró un pedo de escándalo que provocó la risa colectiva ah después de eso el único aire que flota en el ambiente fue el de los ronquidos