#11 | El libro sobre José Bretón que no se publicó (pero lo hará) 5w574h

Bienvenidos y bienvenidas a ¿Qué libro? Mi nombre es Elena Chorén, soy periodista y una lectora voraz. En este podcast te traigo recomendaciones literarias para todos los mortales, reseñas de libros y temas relacionados con la adaptación de la literatura a la era digital. Este podcast es una especie de columna de opinión, un análisis de lo que ha ocurrido con el libro de José Bretón, cuya publicación paralizó la Fiscalía y que, aunque finalmente se desestimaron esas medidas cautelares, la editorial Anagrama ha cancelado su distribución.

¿Leerías este libro? ¿Qué tiene de malo? ¿Quién es el autor? ¿Qué contaba este libro? ¿Qué opina la madre de esos niños que José Bretón asesinó y cuyos detalles cuentan el libro? ¿Está la fiebre del true crime fomentando la publicación de este tipo de novelas? Bienvenidos, bienvenidas a este podcast para suscriptores de ¿Qué libro? donde abordamos el odio. Comenzamos.

La editorial Anagrama ha decidido no publicar el odio, una obra del escritor Luis G. Martín que reconstruye el crimen de José Bretón, condenado a 40 años de prisión por asesinar a sus hijos Ruth y José, de seis y dos años. Han pasado muchas cosas para llegar a este titular, se han dicho muchas cosas sobre la publicación de este libro, se ha llegado a hablar de censura de libros, de prohibición de libros, de ataque a la libertad de expresión. Sin duda lo ocurrido con este libro de José Bretón o sobre José Bretón supondrá un antes y un después en el mundo de la literatura, marca un nuevo camino.

La sociedad ha alzado la voz contra lo que ha considerado un abuso contra una mujer, una madre, una víctima y ese grito de miles de personas en redes sociales ha sido escuchado. Ningún juez ha paralizado la publicación de este libro, nadie ha obligado a la editorial Anagrama a cancelar el contrato con el escritor y desvincularse de esta historia.

Ha sido la presión social, lectores y lectoras, mujeres, sobre todo mujeres, los que han condicionado esta decisión porque la sociedad, la nueva sociedad, no está dispuesta a dar voz al hombre que asesinó a sus hijos para hacer daño a su exmujer. Se llama violencia vicaria y es un término que ya no es desconocido y por supuesto que ya nadie pasa por alto.

Creo que en toda esta historia pesa más la parte social que la judicial y en particular en este espacio pesa más la parte literaria, por eso quiero resumir muy rápido el periplo judicial. Desde los tribunales se intentó paralizar la publicación de este libro por dos frentes, uno la fiscalía de menores y otro la propia Ruth Ortiz que consideró que había intromisión ilegítima del derecho al honor, la intimidad y la propia imagen de los menores fallecidos.

Aunque ambas solicitudes quedaron desestimadas, Anagrama se bajó de este barco. Primero paralizó la publicación del libro y después terminó por romper el contrato con el autor, es decir, dijo no a la publicación de este libro. La editorial subrayó que tiene mucho respeto por Ruth Ortiz y que le atribuye ese respeto que se merece y también lamentó el dolor que las informaciones divulgadas sobre la publicación de este libro y la distribución del mismo lo hubiesen podido causar a la víctima, a Ruth Ortiz. ¿Dónde nos deja entonces esta situación? Pues los derechos de la obra vuelven a Luis G. Martín, a su autor, puede venderlos a otra editorial, puede autopublicar y también puede comprarlos una plataforma y hacer una serie con ello.

Creo que será una de las opciones más válidas, creo que esto terminará siendo una serie, una miniserie de True Crime, porque las editoriales creo que van a tener escrúpulos para no seguir adelante con esta historia. La pelota está ahora encima del tejado del autor, su obra, queramos o no, se ha revalorizado y si me permitís el vaticinio, esta historia terminará viendo la luz.

Nos guste o no ha generado tanto interés que siempre va a haber quienes tengan menos escrúpulos que Anagrama y más ganas de ganar dinero, el dinero siempre está en el centro de todo. Solo hay que dejar reposar el tema y volver a intentarlo, quizá nos lo vendan con otro prisma, quizá terminemos por tragarlos.