#01 - ¿Qué es el Éxito? 6t6u8

Filosofía a la taza, donde disfrutamos aprendiendo sorbo a sorbo.
¿Qué pasa chulorros? Ahora sí que sí, bienvenidos al primer capítulo oficial de
Filosofía a la taza, que es, pues, este espacio que he creado para que puedas pensar tranquilamente
mientras disfrutas sorbo a sorbo de tu café, de tu té, o vaya, de tu bebida favorita,
que parece que no haya vida más allá del cafecentrismo. La verdad es que hoy empezamos
fuerte, porque nos vamos a preguntar qué narices es eso del éxito, que ahora que lo pienso es un
tema genial, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos en el primer capítulo del podcast y si no
contamos el piloto, claro. En realidad, si lo piensas, nunca volveremos a estar más lejos del
éxito que ahora mismo, pero bueno vaya, que la realidad no te impida soñar. Y de sueños va
también un poco la cosa, porque si nos fiamos de Instagram parece que el éxito es tener un
Lamborghini, un cuerpazo perfecto con tu six-pack ahí cincelado en mármol y una vida de ensueño en
la que, por algún motivo, siempre hay que asayonar tostadas con aguacate y un huevo pochado, que no
falte. Pero si os digo la verdad, esta definición de felicidad a mí no me convence. A ver, que no
nos engañen, todas esas cosas, pues sí, están muy guays y quedan fenomenal cuando haces fotitos
para tus redes, pero es que no llenan, eso, vamos, lo sabemos todos. Es más, por saberlo,
lo sabían hasta los antiguos romanos, y precisamente hoy te traigo a uno de ellos,
que era un señor que, aunque vivía rodeado de lujo y poder, tuvo el valor de decir,
mira, ¿sabes qué? Pues yo creo que el verdadero éxito no tiene nada que ver con esto.
Y por si no le conoces, me refiero a mi buen amigo Seneca.
Seneca era un filósofo estoico que nació en Córdoba, como el salmorejo. Ahí donde le veis,
Seneca acabó siendo uno de los hombres más influyentes del Imperio Romano. Ojo,
vaya, con decirte que fue Tutor de Nerón, el famoso emperador pirómano, te puedes imaginar
que sabía un par de cositas sobre el manejo del estrés. Y aunque el tío vivió rodeado de riqueza
y poder y todo lo que cualquiera asociaría con el éxito, Seneca decía que el verdadero éxito
no tenía nada que ver con eso. Para él, el éxito no era tanto lo que tenías, sino cómo vivías.
También te digo que fácil es ponerse en plan profundo cuando no te falta de nada,
eh, pillín. Pero bueno, a Seneca se lo pasamos. Para Seneca, el éxito se relacionaba con un
concepto clave, que era la autarquía. Y antes de que lo preguntes, no, no tiene nada que ver con el
sistema económico en el que no hay comercio exterior. Él entendía la autarquía en el sentido
de suficiencia interna. De hecho, tiene una frase con la que creo que el concepto se entiende muy
bien. Él decía, no es pobre quien tiene poco, sino quien necesita infinitamente más.
Vamos, que el éxito no era tanto esa felicidad por acumular cosas, sino más por estar en paz
contigo mismo. Si tienes autocontrol y si puedes mirar tus deseos y decir,
va, pues, qué sé yo, esto no lo necesito para ser feliz, pues entonces ya lo tienes todo.
Y ojo, no te pienses que estaba diciendo que tengamos que vivir en una cueva,
comiendo raíces, que no puedas tener un teléfono ni nada de eso, eh. Lo que decía
Seneca es que el éxito es controlar tus deseos y no que ellos te controlen a ti.
Bueno, es una cosa con todo el sentido del mundo.
Hay una anécdota buenísima sobre Seneca que creo que te va a molar. Resulta que en su época los
sanadores más ricos del imperio llevaban joyas carísimas y túnicas teñidas de púrpura,
porque claro, a ver, todo el mundo sabe que si no vas de púrpura, pues no eres nadie.
Un día un amigo le preguntó, oye Seneca, si tienes tanta pasta,
¿por qué no te vistes con ropa un poco más lujosa, como hacen todos los demás?
Y Seneca le respondió algo en plan, pues querido amigo, porque yo llevo mi riqueza por dentro,
no por fuera. Que es como boom, en toda tu cara.
Tú imagínate, llegar un lunes al curro y soltar lo mismo cuando el jefe te pregunte. Vamos,
es que me juego lo que quieras a que serías la persona más borde de la oficina, eso si
consigues que no te echen. Pero por otro lado, también serías la persona con bañador y chanclas
más sabia. Vale, y entonces, ¿ahora qué? ¿Nos metemos
a estoicos full time o cómo va la cosa? No, a ver, tampoco es eso. Pero lo que sí que
puedes hacer es preguntarte qué objetivos te has marcado y si son algo que realmente
quieres o si es algo que te han hecho pensar que necesitas.
Otra pregunta muy buena sería pensar cuántas de tus metas están solo ahí para impresionar
a otros o por cumplir con sus expectativas. Yo estoy seguro de que si le das un par de
vueltas, pero bien dadas, las respuestas te van a sorprender.
A veces es como que parece que vivimos como si todo el mundo estuviera mirándonos y nos
juzgara todo el rato, como si fuéramos los protagonistas de la película. A mí, por ejemplo,
que soy profesor y creador de contenidos es algo que me pasa bastante. Pero como diría
Seneca, no.