Vive y transmite el evangelio 11-05-2025 i3j66

Vive y transmite el evangelio, reflexión dominical del padre Jesús Fernández Hernández, presidente de los misioneros y misioneras identes.

La vocación totalmente consagrada a Dios en la iglesia se fundamenta y se ilumina en el hecho de haber sido llamados a crear verdaderamente una vida muy cerca de la Santísima Trinidad para que otros tengan vida y vida abundante. Jesús es primicia y modelo de todo consagrado.

Él nos dice, he aquí que vengo para hacer tu voluntad, refiriéndose al Padre. Él ha dado su vida para que otros tengan vida. Y algo nos quiere decir esto a nosotros. En las catacumbas romanas abunda la imagen de Cristo como pastor que porta sobre su sombro a la última de las ovejas.

Cristo es para toda persona y especialmente para los bautizados, ese buen pastor que nos cuida sin descanso. Junto a él no podemos extraviarnos. Su voz que la percibimos como un susurro en la oración de silencio nos es profundamente familiar y es inconfundible. Cristo nos conoce tal como somos y así nos ama, desatando angustias, agobios y tristezas. Su voz nos llena de fe y de esperanza, nos consuela. Ese Cristo pastor nos invita a seguirlo, pero de verdad.

El buen pastor da la vida por sus ovejas y Juan pone en boca de Jesús tres afirmaciones. Escuchan mi voz, le siguen y no perecerán nunca. Los creyentes que caminan en la verdad y en la luz deberán sufrir, pero la comunión con Cristo por medio de la oración, por medio de la Eucaristía y la vivencia del Evangelio les otorga la seguridad de la victoria. La intimidad con Cristo es intimidad con el Padre y con el Espíritu Santo.

Es tal la absoluta unidad y comunión de Cristo con el Padre que nos dice, el Padre y yo somos uno. El Evangelista Juan recoge las palabras de Cristo. Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen. Cristo está en los brazos del Padre, en el corazón del Padre y nadie, nadie podrá arrancarle de ahí ninguna oveja que porta sobre sus hombros que somos cada uno de nosotros.

Jesús dice de sus ovejas las que el Padre me ha dado. ¿Nos damos cuenta que realmente nosotros somos esas ovejas que el Padre le ha entregado a Cristo? Y él como buen pastor abandonará esas 99 para que nadie de nosotros se extravíe. Abandonarse como una oveja, una oveja en manos de Jesús, el buen pastor, es como abandonarse en manos del Padre. Jesús se encarnó y murió en la cruz por amor y sólo por amor a nosotros que somos pecadores. ¿No sigamos a Jesús de lejos? Qué triste sería eso, las ovejas siempre tan cerca de su buen pastor.

Cuánto hubiéramos dado porque los íntimos amigos de Cristo nos hubiesen transmitido algunos recuerdos de su diálogo con Jesús. Esto es un aporte de la Comunidad de Misioneros y Misioneras Cidentes y la Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador.