Vainilla de Castor 5x08 - Dylanitis (con Enrique Alcina) 3rm5d

¿Te hace falta tu suerte? ¿Puedes venir conmigo? Si sí, te espero.

¿Puedes intentar mí? No te preocupes.

¡Yo no voy a olvidarte de nada! ¡Déjame de calma! ¿Dónde vas? ¡Tengo que hacer algo! ¡Eso es todo! ¿Oiga, tú? Pues bueno, de un hiato involuntario, con hernia y todo.

Bueno, pues nada, otra semanita de Vainilla de Castor, aquí querida audiencia castoril, que estáis al otro lado.

Disculpad la fe en lo accidentado.

Hoy ha sido un día muy accidentado, así que tened piedad de nosotros.

La verdad es que la energía con la que solemos empezar está un poquito tocada.

Servidor Lolo García, y aquí pues con vosotros vuestro amigo también Ignacio Lobo, que trae compañía. Ignacio, si eres tan amable de hacer las debidas presentaciones.

Buenas Lolo, pues nada, estoy súper contento primero por el tema del programa de hoy y segundo porque a pesar de los pesares y de los impedimentos de los judiomasones y de quien sea que sean los poderes en la sombra, hemos conseguido contar hoy con un invitado de primerísima, que no es ni más ni menos que Enrique Alcina, periodista de raza como se suele decir, mago de la palabra y alquimista de todo.

Así que Enrique, bienvenido.

Muchas gracias, que he exagerado conmigo, muy exagerado.

Muchas gracias a ti Enrique por eso, por compartir este rato con nosotros.

Es que nos hace mucha ilusión que estés por aquí.

Y bueno, ya estuve haciendo las gestiones Ignacio, pero la cosa es, te contamos, teníamos la idea de hacer un programa sobre Bob Dylan, un programa ya casi maldito, porque la cosa se ha alargado.

Como el propio Bob Dylan.

Exactamente, a lo mejor el poder en la sombra es Dylan, que no le hace mucha gracia, que hagamos el payaso.

Esto fue, fíjate tú, con motivo de la película aquella de Complete Undone, y bueno, pues claro, nosotros dos, el rigor nunca ha sido lo nuestro, como sabe cualquiera que escucha nuestro programa, entonces ya que hablamos de Dylan, sabemos que podemos contar con gente que sí puede aportar esa nota de rigor, sin que se ponga quizás en el camino, ya veremos, de las coñas que hacemos aquí normalmente.

Así que se agradece muchísimo tu presencia y sapiencia para estos temas, Enrique.

Igualmente, muchas gracias por llamarme, es un placer estar con vosotros.

El placer es nuestro.

Y además, tratarse de un programa de Bob Dylan, pues tiene que haber imponderables irregularidades, por supuesto.

Como un propio concierto de Dylan, que nunca sabes por dónde va a salir.

Una de las cosas precisamente que hemos comentado alguna vez en el programa, es ese tema que son los fans de Dylan, porque te elitas con eso.

Aquí los tres somos fans de Dylan, pero es verdad que está el fan de Dylan y el fan de Dylan.

Claro, bueno, los fans de Dylan yo creo que no somos competencia ante nosotros, pero somos medio enfermos todos y nos vamos contando los fármacos que tomamos y eso de la dilanitis aguda, crónica y esas cosas.

Somos gente rara, afortunadamente, vamos.

Desde luego.

No me imagino yo escuchando reaguetón y siendo normal.

No, no, yo tampoco, yo tampoco.

Bueno, pues nada.

Yo quería hacer un pequeño inciso, porque claro, ya al final, por las cosas de los nervios de empezar, de que el tema de la técnica hemos tenido impedimentos, bueno, que por si alguien no conoce a Enrique Alcina, Enrique Alcina tiene una trayectoria larguísima como periodista, escribiendo artículos para todo tipo de medios y ha escrito unos libros de bastante injundia como Mágico González, La Leyenda, Rosas y Mosquito, que es una colección de muchos de sus artículos.

También tenías uno que era La vida en toneladas, ¿no, Enrique? ¿La vida en qué? La vida en toneladas o algo así, del puerto de Cádiz.