Una mirada optimista sobre España y los españoles Cayetana Álvarez de Toledo, Iván Espinosa de los Monteros, John Müller 3i573l

Muy buenas tardes a todos. Veo muchas caras familiares y muchos amigos en la platea. Sólo una pequeña nota para que no tenga problemas en mi casa y es que actualmente estoy en el ABC, el periódico centenario y donde por cierto para mí es un orgullo estar en una cabecera que ha dicho tanto en la historia de España y que ha supuesto tanto para España.

Y lo digo porque creo que España tiene bueno sin duda un gran pasado con momentos brillantes en su historia y también oscuros y pienso que después de leer el libro de Iván puede tener un gran futuro. Pero arrancando a partir de su libro que se titula España tiene solución, pienso que el presente no es tan auspicioso.

Así que lo que me gustaría es que disfrutemos ahora una hora y luego tendremos tiempo para unas preguntas de una conversación inteligente entre el autor y Cayetana y quisiera empezar dando la palabra a Cayetana para que nos cuente cómo hemos llegado aquí, por qué hay que poner a un libro que este país tiene solución.

Bueno, primero muy buenas noches a todos y yo quiero decir que es una noche particularmente feliz. Iván y yo somos amigos hace tiempo y compartimos algunas cosas importantes creo. La primera es el compromiso con España, incluso el amor a España podemos decirlo. Lo que pasa es que yo tengo una ventaja respecto a Iván que es que yo decidí ser española.

Él nació así.

Pero eso es para enfatizar el hecho de que esa vieja idea de que español es aquel que no puede ser otra cosa, que Cánovas teóricamente le dijo según Galdós a un diputado cuando estaban elaborando una constitución que es español y él dijo pues ponga usted que español es aquel que no puede ser otra cosa. Pues yo vengo a desmentir eso, a decir enfáticamente querer ser español. El segundo es la pasión política.

Iván en algún momento del libro dice bueno los políticos no van a solucionar las cosas, solucionar las cosas tienen que solucionar a los españoles y yo digo pues yo que soy. Soy política, soy española y él es español y es político. Puede no estar en la actividad política hoy en día pero es un político como creo que además tienen que ser prácticamente todos los ciudadanos. Eso lo dice siempre Fernando Sabater.

Ser ciudadano es ser político, es decir ocuparse de la política y preocuparse la política. Entendiendo además que no hay nada más importante que la política. Yo sé que esto hoy en día suena estrafalario, particularmente para quien ha pasado una mañana y una tarde como yo hoy en el congreso de los diputados, sales de ahí pensando qué espanto. La degradación del oficio y sin embargo yo entiendo que el oficio ha sufrido una degradación muy profunda pero no hay oficio más importante que la política.

Que afecta la vida de la gente en todos sus ámbitos desde los más pequeñitos hasta los más drásticos. Esas decisiones las toman políticos y por eso es tan importante que la política se dedique a los más inteligentes, los más formados, los más competentes, los mejores y por tanto personas también como Iván. La tercera cosa que nos une y que creo que es lo que subyace en este libro y lo que este libro pretende transmitir es un profundo optimismo.

Un optimismo no ingenuo, no panglossiano, no voluntarista, un optimismo combativo. Es decir, yo creo que los dos sabemos que el pesimismo es la coartada de los cobardes, la excusa para no hacer nada y el principal aliado de los populistas porque al final la resignación te lleva a aceptar lo inaceptable desde la premisa falsa de que no hay alternativa y siempre la hay. Siempre la hay y si no la hay hay que construirla. Es decir, esa es la actitud optimista que compartimos yo creo.

Y preguntaba yo cómo hemos llegado hasta aquí. Primero habría que definir qué es el aquí. El aquí es el apagón. ¿Cómo es posible? Es la metáfora del aquí.

Yo me cogí el apagón yendo a Valencia a un congreso del Partido Popular Europeo y me pasé unas cinco, seis, siete horas en un tren y después de unas cuatro o cinco horas el señor que estaba sentado a mi derecha, que no me había dirigido la palabra, me miró así y me dice...