UCEDA LEAL. ENTREVISTA CON EL MATADOR MADRILEÑO TRASS SU EXTRAORDINARIA ACTUACIÓN EN SAN ISIDRO CORTANDO UNA OREJA DE PE 675m3t

Hay una gran unanimidad la actuación ayer en el cuarto turno de la tarde de Ucet d'Alea, no por esperado, porque de este torero se espera siempre lo mejor, pero superándose Así mismo, dice el refrán que los viejos rockeros nunca mueren, y es verdad, los veteranos toreros tampoco.

Jesenia de Ucet d'Alea, buenas noches, enhorabuena, fue emocionantísimo, de principio a fin ya con el capote.

Yo creo que la faena ha tenido importancia por saberme acoplar a esta forma de vestir tan especial que tiene el Toro Santa Coloma.

Cuando salió el toro, ¿lo viste desde el principio o costó trabajo el verlo? Y a suavizarse, y ahí fue cuando me di cuenta de que el toro tenía posibilidades para hacer mi toreo.

Tu toreo basado, naturalmente, en el toro de siempre, el clasicismo, desde la apertura hasta el final.

Ese concepto del toro, porque ha sido el torero que a mí me ha llenado, y creo que he tenido siempre esa tendencia a hacerlo, pero según va pasando el tiempo, obviamente, con la afición y con la constancia, pues voy perfeccionándolo, y me voy acordando de cosas que vi de pequeño, y me van aflorando con mayor naturalidad.

Entonces, creo que ese es el secreto de hacer el toreo que he visto siempre, y sentirlo como mío, porque es el toreo que siento.

¿Desde el primer momento empezaste a notar a un público entregado a la causa? La etapa mía está muy receptiva, esperándome mucho, y eso a los toreos nos empuja mucho.

Nos lleva a estados de tener mucha fuerza.

Cuando tú notas al público que te está esperando, te da mucha fuerza.

Y eso, sentirse comprendido por una afición, es muy importante para los toreos, y yo me siento muy entendido, muy comprendido, y enseguida noto que el mensaje de mi toreo llega enseguida.

Oye, cuando montaste la espada, ya sabemos que con la espada eres un cañón, además, de la belleza, desde que te perfilas hasta que se le ganan los blandos, arriba por la cruz.

Pero cuando montaste la espada, decía, esto no se me escapa, seguro como eres con la espada, sabías que tenías la oreja en la mano, ¿no? La faena había sido medida, porque así lo requería el toreo, el toreo no itía las taldas largas, pero sí sabía que lo había istrado muy bien, y que yo percibía que el público había saboreado la faena con mucho gusto, y obviamente el colofón fundamental a una faena así, y más en mi caso, tenía que ser el colofón.