Tony King, crímenes por impotencia 2657y

Estamos en vidas asesinas, casos reales de personas cuyo instinto fue el de matar, hombres y mujeres cuyo único reconocimiento ha pasado a la historia porque asesinaron de forma bestial en muchas ocasiones y siempre desde la sinrazón de una mente psicópata y enferma.

Vidas asesinas es criminología en tus manos.

La semana pasada tratamos en profundidad el caso de Vanikoff, un caso de error jurídico grave en España provocado sin duda por el ambiente amarillista que provocó la prensa convirtiendo el caso en un patio de vecinos de programas de dudosa solvencia profesional y solo con el fin de elevar las cuotas de audiencia sin valorar las consecuencias que pudieron derivarse y que se derivaron.

El juicio también estuvo trufado de irregularidades por parte de las autoridades judiciales y policiales hasta tal punto que una persona, Dolores Vázquez Mosquera, se la declaró culpable nada más y nada menos que de asesinato por un jurado popular que como hemos dicho estaba influido por la presión mediática y popular.

Hay que recordar que los jurados populares no tienen preparación jurídica ni están acostumbrados a valorar matices importantes y que por lo tanto están a expensas de dejarse llevar de las voces más autorizadas o las más altisonantes.

Rocío Vanikoff había sido asesinado en octubre de 1999 en la provincia de Málaga y cuando todos estaban tranquilos menos la condenada, todo da un giro de 180 grados al resolverse otro caso de asesinato que se dio después del de Rocío Vanikoff, el de otra chica joven Sonia Caravantes en agosto de 2003.

La investigación de ese expediente y el descubrimiento del ADN del asesino de Sonia Caravantes provocaron una demolición jurídica con efecto dominó hasta ponerse en libertad a la propia Dolores Vázquez ya que el ADN coincidía con el encontrado en las pruebas del caso de Rocío.

Como el expediente de esta noche es la consecuencia del denominado caso Vanikoff que contemplamos la semana pasada, consideramos importante hacer una evaluación de las declaraciones de los testigos que llevaron a la acusada María Dolores Vázquez a la cárcel de forma inopinadamente injusta.

Así se podremos ver que los testimonios de los que testificaron durante el juicio contra Dolores Vázquez, la presunta asesina de Rocío Vanikoff, fueron muy vagos y en muchas ocasiones el propio Hoth no quiso acertar ni tan siquiera las pruebas que la defendía, lo que dejaba ver unas enormes dudas sobre la defensión que todo ciudadano tiene derecho.

Por ejemplo, la Guardia Civil declaró que no había ninguna huella dactilar encontrada en las bolsas de plástico correspondientes con las de Dolores Vázquez, la defensa solicitó el cotejo con las huellas encontradas en los objetos que contenían las bolsas pero el juez negó la prueba.

También dejaron claro que las fibras encontradas en el cadáver de Rocío no coincidían con fibras de la ropa de la acusada.

Se demostró que el día de autos Dolores Vázquez no utilizó su coche ni alquiló otro, sin embargo el fiscal del caso, el señor Montijano, manifestó que María Dolores vive en una zona en donde residen muchos extranjeros y estos tienen costumbre de dejar las llaves puestas por lo que pudo coger cualquier coche que su dueño hubiera dejado en tales condiciones.

No es una prueba ni siquiera una evidencia, sin embargo, se tuvo en cuenta como algo muy posible a pesar de que Begoña Martínez, sobrina de Dolores, dijo que el 9 de octubre de 1999 junto a su marido e hija de dos años y medio se trasladaron desde su domicilio habitual en Granada hasta el chalet de su tía Dolores en Mijas, a donde llegaron sobre el mediodía.

Almorzaron y alrededor de las nueve de la noche se trasladaron a Málaga para cenar en casa de unos amigos, dejando a Dolores en su casa.