There Is Alternative #2: de supermercados, las cosas del comer y todo lo que no sea Juan Roig 3l4i1w

There is... alternative.

El podcast del Salto que demuestra que sí hay alternativas.

There is... alternative.

Bienvenidos y bienvenidas al podcast del Salto Radio, There is... alternative.

El espacio sonoro donde vamos a tirar un poco más de tierra sobre la tumba de Margaret Thatcher.

El podcast que Mercadona nunca patrocinaría porque el Salto no somos marca blanca de Hacendado.

Yo soy Jack Álvarez Barba, periodista del Salto, y aquí, a mi vera, tengo a mi compañera Amiga Salmón, contracorriente y responsable de comunicación de la cooperativa Ecoógeno, Beba López Morales.

¿Cómo estás, Geno? Bastante mejor que la Thatcher. ¿Y tú, cómo estás, Iago? No tan bien como Juan Roig, que el tío está forradito de billetes, pero también es verdad que yo no he mandado a gente a trabajar un día de tormentas y ríodas.

Bueno, bueno.

Hoy traemos nuevo tema en There is... alternative, ¿no? Efectivamente, querida.

Hoy traemos el temazo de las grandes cadenas de supermercados.

¡Vamos! Mercadona, Carrefour, Hipercor, Tía...

Ya sabes, estas empresas que aprietan a los productores, acumulan cuota de mercado y suben precios al consumidor final.

Vaya, vaya.

Y, por supuesto, también traemos alternativas a estas grandes superficies, ¿no? Elemental, mi querida Geno. Empezamos.

There is... alternative.

Bueno, Geno Babies, no sé ni por dónde empezar.

Creo que vamos a arrancar por esa parte que no vemos normalmente, la de los proveedores de estas grandes cadenas de supermercados, que al ser tan pocas las que controlan una gran cuota de mercado, pues tienen un gran poder para apretar, apretar y apretar a sus proveedores.

Sobre todo en productos perecederos, como la fruta y la verdura, que los agricultores tienen que acabar vendiendo de una forma u otra.

Las grandes superficies lo saben y les regatean y regatean.

Mira, un ejemplo que saco de un estudio reciente que ha hecho Facuo a consumidores en acción.

Cogiendo datos de febrero, identificaron que un kilo de limones se paga en origen a 30 céntimos y el precio en tienda alcanza los dos euros con cinco céntimos, un incremento del 583%, amiga.

¡Joder con los limones! Ni el oro ni el bitcóin.

¿Voy a meter mi pasta en limones? Sí, amiga. Otras frutas y verduras también suben.

Los garbanzos, un 300% y las cebollas incrementan en más de un 433%.

Es para echarse a llorar. Patapum.

Pero a ver, explícame esto, querido.

¿Por qué estas subidas tan locas? Cuéntame.

Pues yo creo que entre los espabilados que se meten por el medio y el poder de negociación y compra que tienen las grandes cadenas, pues al final es el agricultor el que se queda con las migajas y somos los consumidores los que salimos con un cuchillo clavado en la espalda.

Pero mira, mejor que nos hable de esto alguien que sabe mucho del tema.

He llamado a Rubén Sánchez, portavoz de Facua, y esto es lo que nos cuenta.

Nosotros no vemos justificación en que haya tantísima diferencia entre el precio en origen y el precio en el punto de venta.

Es cierto, a veces hay intermediarios, a veces puede haber no una única empresa que está entre el agricultor y el supermercado, puede haber más, pero también hay ocasiones en las que el propio supermercado está ejerciendo la compra directa a los productores medianos, a los medianos agricultores, a cooperativas, y por tanto ahí cómo se infla el precio deberían explicárnoslo de manera clara los que están fijando ese precio al consumidor final.

De cualquier manera, un elemento importante para nosotros, al menos de transparencia, es el doble etiquetado, que cada producto del campo sin transformar, que se venda en un establecimiento, tenga que indicar cuánto se le pagó al agricultor o al ganadero por él, para que el consumidor tenga clara la noción de lo mal que se paga al que produce y de lo mucho que se nos cobra a nosotros como consumidores.

Y también habría que valorar intervencionismo en precios, tener un gobierno que tuviera capacidad de intervenir precios, de hecho la tiene, según la ley de comercio, en aquellos sectores donde vea unos precios desproporcionados o una ausencia de competencia.

Lo que ocurre es que, bueno, hay quien dice que eso es una medida socialcomunista bolivariana, pese a que en su día en el Congreso votó a favor, porque la ley de comercio contó con el voto favorable de absolutamente todos los grupos parlamentarios.

Pues como ves, Geno, hay poca transparencia en la formación de precios, no sabemos si los productores están cobrando lo justo o si el señor Roche se lo está llevando crudo.

Y además, como ha comentado Rubén, las istraciones públicas no están haciendo lo que la ley les permite hacer y no lo han hecho en estos años de inflación.

No lo han hecho para poder controlar e intervenir los precios de los alimentos, aunque sean socialcomunistas bolivarianos, que a nosotros eso tampoco es que nos importe mucho.

Lo que queremos es no salir con ese puñal clavado en la espalda cada vez que hacemos la compra y que encima los productores, esas personas majas que curran para que nosotros tengamos comida en el plato, cobren lo que se merecen.

Bueno, a ver, yo creo que la inflación habrá afectado a todo el mundo por igual.

Los precios de las materias primas, de la energía, han subido.