
Descripción de La Tercera Hora 08x25 2i1c4p
En esta tercera hora de Días Extraños, exploramos los matices de una carta enigmática que Francisco Franco envió antes del alzamiento del 36, analizamos el desconcertante hallazgo de nanoestructuras metálicas en los Montes Urales que podrían cambiar lo que sabemos de la historia, desentrañamos el impacto del cierre de USAID en el espionaje global y reflexionamos sobre los nuevos archivos secretos del caso JFK. Pasado, presente y futuro se entrelazan en un episodio que no te dejará indiferente. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/413939 72611a
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Damas y caballeros, amigos y amigas, esto es la tercera hora de Días extraños. ¡Bienvenidos!
En estos días extraños, la esperanza no está bien vista. Está vista como algo propio de ilusos,
propio de gente que se engaña. Y sin embargo, la esperanza es importante. La esperanza es
aquello que puede agarrarnos, que puede anclarnos a la vida, que puede evitar que caigamos en su
contrario, en su reverso tenebroso, que es la desesperación, que puede evitar que caigamos
en la depresión y en todas sus nefastas consecuencias. Y la esperanza no es solo un
sentimiento, no es solo un estado de ánimo pasajero. Es una habilidad que podemos, que
debemos desarrollar y convertir en un hábito. Debemos entrenarnos para cultivar la mentalidad
esperanzada, porque en estos días extraños eso puede salvarnos la vida. Así que intenta
convertir la esperanza no ya en un hábito, sino directamente en un estilo de vida. No te arrepentirás.
Comenzamos.
Verano de 1936. Un momento crítico en la historia de España. España era un país al borde del abismo.
La segunda república española, que era una democracia joven, estaba tambaleándose entre
reformas ambiciosas, tensiones sociales que hervían a fuego lento, gente que quería hacer la revolución,
gente que quería volver a lo antiguo. En las calles había huelgas, había enfrentamientos,
los atentados eran el pan de cada día, mientras que en los cuarteles el ejército respiraba una
mezcla de descontento y conspiración. Y en ese contexto un hombre, el general Francisco Franco,
envió una carta al jefe del gobierno, Santiago Casares Quiroga. Una carta que en apariencia era
una advertencia sobre el malestar militar, pero que con el paso del tiempo se ha interpretado como
algo mucho más calculado. ¿Pero qué era esta carta? ¿Era de verdad un intento genuino de evitar
un golpe de estado? ¿Era una maniobra estratégica para ganar poder? ¿Qué buscaba realmente Franco?
Bueno, pues hoy vamos a analizar ese documento y a intentar desenterañar sus intenciones ocultas.
El 23 de junio de 1936, en un país que parecía un barril de pólvora a punto de estallar,
el general Francisco Franco redactó una carta que se convertiría en uno de los documentos más
intrigantes de la historia de España. El destino era la mesa del jefe del gobierno, Santiago Casares
Quiroga. Las palabras eran medidas, calculadas, envueltas en una ambigüedad que aún hoy genera
mucho debate. Franco comenzaba su misiva con una advertencia clara, pero no exenta de dramatismo.
Señalaba el creciente malestar en las filas del ejército. Según él, la disciplina militar
estaba en peligro, y no por culpa de los propios militares, sino por las decisiones del gobierno.
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