Teatro Estudio 1 - Mi distinguida familia (Enrique Suárez de Deza) 14676j

Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor.

Del que tenga estas tres cosas, perde gracias a Dios.

Pues con ellas una vive libre de preocupación.

Por eso pido que aprendan el refrán de esta canción.

El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide.

La salud, la platita, que no la tire, que no la tire.

Hay que guardar, eso conviene, que aquel que guarda siempre tiene.

El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide.

La salud, la platita, que no la tire, que no la tire.

He tenido tan solo confíe, nunca creí que un descuido pudo hacérmelo perder.

Con la salud y el dinero, lo mismo que sucedió.

Por eso pido que aprendan el refrán de esta canción.

¡Juanita! ¡Juanita! Llama inmediatamente a mi madre.

Que venga ahora mismo a examinarme la corbata. Vamos a ver.

¿Esto qué es? Una corbata.

¿Una corbata? Esto es una cola de lagarto.

Con una corbata así me desprecian todas las mujeres.

Todas. Hasta la señorita Chichita.

¿Y qué sabes tú? Perdóneme, señorito, pero es que a una le da pena que siendo señorito tan agradable y tan bien portado...

Muchas gracias.

...quieran casarlo con una vieja que encima de caerse de vieja todavía le llamen la señorita Chichita.

Es lo que más rabia me da.

Bueno, eso a ti poco puede importarte.

No, no lo creas, señorito. Uno no puede ver con buenos ojos cierta clase de atropellos.

La juventud tiene sus derechos.

Y el señorito es tan joven...

Oye, no empecemos que se lo digo a mi madre.

No sé qué pasa, que siempre que me quedo a solas con una mujer empiezan los piropos.

¿Cuándo va a tener el señorito dos minutos para charlar conmigo? No te acerques.

Ah, y a propósito, mucho cuidado cuando pasas por los pasillos a mi lado.

A ver si va a ser la quinta criada que tenemos que echar este año.

Señorito, por Dios.

Nada, hija, nada. Aguantarse.

¿Qué te crees, que yo no lo paso mal en la vida? Aquí me tienes delante de una chica guapa como tú y sin embargo, mira, a dieta.

Sí, ya sé que el señorito es como esos ases del fútbol, que lo reserva nada más que para el partido final.

Y esta vez el partido final tiene 60 años, los dientes postizos y una nalga de corcho.

Pues fíjate si hay que ir íntegro a un partido así.

Con que ya lo sabes, estoy a régimen de chicas guapas.

Y como vuelvas a propasarte lo más mínimo, se lo digo a mi madre.

Perdóneme, señorito. No volverá a suceder, se lo prometo.

Bueno, con lo que me gusta a mí esta monada.

¡Toto! Esa chica va muy colorada.

¿Qué pasa, hijo mío? ¿Te ha pellizcado? Mamá, no digas tonterías.

Ay, nene, no me engañes. Contigo no puede estar una tranquila ni un momento.

Y estas chicas son unas descaradas que enseguida quieren abusar.

No exageres.

No exagero, Toto.

Ya sabes que tenemos nuestro porvenir en tus manos.

Por eso toda muchachita joven es un peligro.

Como te aficiones a alguna, se acabó tu boda con la vieja. Estoy segura.

Tú no tengas miedo.

Ay, que no lo tenga. Yo sé bastante de estas cosas.

Así que hasta que no te cases, ni una.

Luego ya puedes hacer lo que quieras.

Pero hasta esa boda yo debo velar por ti.

A ver, y ven acá que te vea. A ver cómo vas esta tarde.

Estás delicioso. Eres mi nene.

No te falta detalle, ¿eh? Sí me falta.

La corbata, que es una vírrea.

¿Qué le pasa a la corbata, lagarto? ¿No se lleva el lagarto? ¿Pero qué se va a llevar, hombre? Anda, dame cinco duros para comprarme una nueva.

Nene, que estamos a fin de mes.

Ah, perfectamente. No me los des.