T2 - 27. Doña Urraca. II. El cáliz 1d1m5v

Nuestro historiador favorito se pasa por este estudio pues como cada martes a estas horas, Edu Cabrero. Buenos días Patri. Buenos días, bienvenido, ¿cómo estás? Muy bien, todo muy bien. Todo muy bien, pues yo que me alegro y más contenta de que sea martes y que vengas, por cierto, hoy en una segunda parte, que el otro día dijiste, hay tanto de qué hablar de Doña Urraca, que incluso daría para tercera, cuarta, quinta y todas, pero bueno, lo muy sabiamente ha repartido en dos días, el otro día nos habló de Doña Urraca y de su figura y hoy dijo, hay que hablar del cáliz.

El cáliz, eso es, un asunto muy histórico también. ¿Qué hace de este cáliz? Que ese cáliz sea una pieza única en la orfebrería medieval. Pues fíjate Patri, vamos a comenzar con un dato. Durante la llamada Pascua Judía, te contaré, es decir, la Pesach, esa festividad que comienza el día 14 del mes hebreo de Nisan, entre otras restricciones, al menos en el siglo primero, como es la de no poder comer derivados de los cereales, de ahí al típico por cierto pan ácimo, el consumo de pan ácimo, para conmemorar esa atropellada huida de Egipto del pueblo de Israel, tampoco se puede usar vajilla elaborada ni con madera ni con cerámica.

Esto es, las vajillas estaban hechas de diferentes tipos de piedra o metal, según las posibilidades de cada uno y habrá quien esté diciendo ¿y este dato a qué viene? Bueno, vamos a comenzar un curioso repaso cronológico y geográfico hasta el momento en el que comienza a hablarse de ese cáliz de Doña Urraca, de Nuestra Señora de Zamora.

Antes de comenzar, ¿hay mucho material, existe mucha documentación sobre él o te ha tocado currar un poco más? Bueno, no, hay muchos trabajos sobre ello, pero dichos trabajos no cuentan con demasiadas fuentes, tantas como les gustaría, pero sí, sí que las hay y uno de los motivos por los que este cáliz de Doña Urraca se considera uno de los más cercanos a ese supuesto santo grial es el hecho de que la documentación acompaña en prácticamente toda su historia, desde este siglo primero del que hemos comenzado hablando y lo veremos ahora.

Qué guay, pues venga, cuando quieras. Bueno, la última cena de Jesús de Nazaret durante esa Pascua Judía, ya parece que hemos empezado un poco también los programas de Semana Santa. Por cierto, los dos próximos días que estamos metidos de lleno en Semana Santa, Edu nos va a hablar de Semana Santa como el año pasado. Eso es, pues también aquí, digamos, el comienzo para abrir boca.

Antes de esa pasión y muerte de Jesús de Nazaret, pues se celebra en una caenácula, un cenáculo, lo que era una sala grande y más o menos lujosa, en la que se celebraban banquetes para grupos grandes. A día de hoy, por cierto, en Jerusalén se ubica en la segunda planta de una antigua casa que se venera como tal, como sede de esa última cena.

Bien, pues en una vivienda con ciertas posibilidades, diríamos, que se celebró esa última cena de Jesús. Posibilidades como la de contar con vajilla elaborada con ónice. El ónice u onix es una variedad de ágata, una piedra, podemos considerar, semipreciosa, característica por su color oscuro. Bien, dicho esto, punto y aparte.

Los tres, cuatro primeros siglos de ese cristianismo primitivo que nace y comienza a crecer tras la muerte de Jesucristo, fueron siglos terribles para esos primeros cristianos. Siglos de persecuciones y martirios. Por todos es sabido, ¿no?, que el Imperio Romano penaba este credo y los cristianos eran condenados a morir de las más terribles formas, en los circos, por ejemplo. Era, por tanto, una religión clandestina. La situación sólo va a cambiar a partir del siglo IV, a principios de este siglo.

El emperador Constantino comienza por tolerar, al menos, el cristianismo y a finales el emperador Teodosio, además, la convierte en religión oficial del imperio. Quizás sea esta razón por la que esa pieza tan venerada, tan importante para los cristianos, como es el cáliz en el que Jesús bebió durante su última cena, pues no aparezca en documentación alguna, ¿no? Nada se sabe de este santo grial durante 400 años. Sólo cuando ser cristiano deja de conllevar peligro de muerte reaparece el rastro documental de este cáliz. Y sí, a partir de entonces, de este siglo IV, podemos considerar divocumentación, más o menos, ininterrumpida hasta nuestros días, ¿sabes?