T06E21 - Con el reglamento en la mano… 6x7037

Buenos días, tardes o noches. Bienvenidos a Aplastar Teche.
Berreán Sancho, señal que cabalgamos. Dentro sintonía.
Tal día como hoy, 11 de febrero de 1990, en los prelogóminos del partido de campeonato
nacional de liga frente al Athletic Club, culminaron los actos conmemorativos del 50
aniversario del Athletic de Aviación Club con un homenaje sobre el césped a los jugadores
de aquella época. El partido terminó con victoria del Athletic
por 2-0 con goles de Baltasar de penalti en el minuto 1 y Orejuela en el minuto 89.
Tras haber incluido una bonus track en el último programa para ponernos al día en todas
las competiciones, esta semana solo les tengo que informar del resultado de la liga.
El sábado, en el derbi disputado en el Cuernaveu, el Athletic robó vilmente un punto, aunque
fue hebra penalti con el reglamento en la mano. No debió de pitarse porque... patatas.
El caso es que Julián transformó el penalti que suponía el 0-1 a Lopanenka con frialdad.
Al principio de la segunda parte, el mejor equipo del mundo mundial, icono de la rebeldía
antisistema que lucha contra todo y contra todos, obtuvo un empate en un balón rebotado
que cayó a los pies de Mbappé. La berrea continúa, porque la clasificación
de la liga sigue igual, estando a un punto de la cabeza del Athletic, quedando todavía
45 puntos por disputar. Ahí es nada. Debido al buen trabajo realizado en Champions,
el Athletic ya no volverá a jugar hasta el próximo sábado, día 15 de febrero, en
el que recibiremos al Real Celta de Vigo a las 18.30 en el Metropolitano. Disfruten
del programa.
Otra semana más que tengo que hablar del Madrid en esta sección. Supongo que sabrán
disculparme, pero es que como todo está yendo sobre ruedas en el equipo, más allá de criticar
la falta de contratación de refuerzos en el mercado de invierno, poco se puede decir,
así que volveré al tema recurrente. ¿Qué mejor después de un derbi?
Como todos saben, la semana pasada el Madrid remitió una carta a la Real Federación Española
de Fútbol con copia al Consejo Superior de Deportes en donde decían que las decisiones
arbitrales contra el Real Madrid habían alcanzado un nivel de manipulación y alteración de
la competición que ya no podía ser ignorado. Según ellos, el escándalo generado por el
partido contra el Español había tenido repercusión mundial, con la prensa internacional
denunciando el uso sesgado del VAR en España y la falta de credibilidad del arbitraje español.
Podría seguir toda la sección analizando y desmenuzando la carta, tirando por tierra
uno tras otro todos los argumentos usados por los ciervos, pero no merece la pena perder
más el tiempo con ello, salvo señalar que la intención de dicha epístola no era más
que meter presión al árbitro del derbi, desviar la atención de una derrota fuera
de casa que acortaba las distancias en la tabla y tapar la falta absoluta de fichajes
con las necesidades que tienen en defensa. El caso es que desde hace ya un tiempo ve
una clara influencia de Disney en el Real Madrid. Podríamos hablar de que el madridismo
es el país del arco iris en la avenida de la piruleta, porque lo malo no existe, simplemente
porque lo tapan bajo su amplia alfombra mediática. Está claro que Florentino Pérez es la personificación
en vida real del emperador Palpatine de Star Wars, franquicia de Disney, e incluso en
ocasiones, cuando antaño exhibían su poderío económico, podría decirse que encarnaba al
tío Gillete, conocido en su versión original como Scrooge McDuck, en clara alusión al personaje
protagonista de Cuento de Navidad de Dickens. Pero no, en mi opinión el personaje de todo
el catálogo de Disney que más representa ya no solo a su presidente sino a todo el
mundo es el primo del pato Donald, llamado Narciso Bello, porque el problema fundamental
del madridismo es que son la personificación del trastorno del narcisismo. El narcisismo es
una afección mental en la que quien la padece tiene un sentido exagerado de egocentrismo con
una preocupación extrema por sí mismos y una falta de empatía absoluta con el resto. Además,
tiene un aire irrazonable de superioridad necesitando y buscando demasiada atención,
queriendo que todo el mundo les ire. Sin embargo, detrás de esa mascarada de absoluta
confianza propia, no están seguros de ellos mismos y reaccionan fácilmente a la más mínima crítica.
Ustedes medirán si hay una definición más afinal y sidoromedio que ésta.
Además de lo anterior, el narcisista vive con una obsesión casi delirante por
interpretar que cualquier cosa que ocurra es algo intencionado.