SICOM DEPORTES 2025 06 03 5z6m1k

La Liga Mexicana de Béisbol debe transparentar sus nuevos procedimientos en caso de lluvia, debe revisar dichos protocolos, porque algunos son arcaicos en una liga que presume modernidad y la nueva etapa dorada del béisbol en nuestro país. La serie entre Pericos y Veracruz fue muy complicada por cuestiones climatológicas, ya que solo el juego del viernes se pudo celebrar con normalidad, luego el aguacero del sábado impidió que se tirara un lanzamiento a home y se programó una doble cartelera dominical en la que solo se pudo celebrar el primero, que además se fue a strainings cuando Domingo Jiménez falló en el relevo para los Pericos, el cierre para disfrutar octava y novena entrada ya fue con lluvia y el diamante quedó afectado, los umpires dejaron transcurrir el tiempo entre juego y juego y solo a las 5.19 de la tarde activaron el protocolo de lluvia cuando era evidente que no había condiciones para regresar así.

Tras una hora decidieron que el juego quedaba suspendido y que, debido al reglamento que establece que si al día siguiente es de viaje y no hay más de ocho horas entre la plaza a la que se dirigen los equipos, la reprogramación se puede realizar. Pericos y Veracruz optaron por jugar el lunes en lugar de acondicionar una doble cartelera para julio, cuando el águila regresa al hermano Cerdán.

El juego de ayer tuvo de todo, fue emocionante, fue un duelo de volteretas y dejó en claro que a estas alturas de la campaña el picheo ha desaparecido y solo algunos pueden maniatar ligeramente a las ofensivas. El abridor de Pericos, Víctor Vargas, enfrentó a cinco bateadores y no sacó out con tres bases por bolas y dos imparables.

Perdiendo 4x0, Pericos reaccionó en la segunda a partir de un cuadrangular solitario de Juan Santana en un episodio donde batearon 10 Pericos, es decir, Santana tuvo dos turnos.

Veracruz se acercó con una carrera en la tercera para poner las cosas 6-5. El duelo se mantuvo así porque Pericos desperdició oportunidades, incluso con un mal corrido de bases de Stamia Ureña, quien buscó el home tras un batazo muy corto al jardín central, con el que Erlis Rodríguez con facilidad lo puso fuera en la registradora. Así se completaron seis entradas. Cuando Emailín Montilla se preparaba para lanzar la séptima para los emplumados, se soltó un aguacero por lo que los umpires encabezados por Rafael Ramírez decidieron suspender con buen criterio.

Pero ahí empezaron los problemas. El aguacero fue tupido, el terreno de juego lucía afectado, en los jardines y en las rayas de tercera y primera había tormenta eléctrica, por lo que no existían condiciones para reanudar. Cuando la intensa lluvia bajó, los umpires salieron a verificar el estado del terreno de juego, hablaron con los equipos, con la cuadrilla de mantenimiento y, como sucedió el domingo, el umpire principal tomó su teléfono y habló con alguien.

Así anunciaron que el juego se reanudaría a las ocho y media de la noche. Cabe destacar que la cuadrilla de mantenimiento dejó el campo listo en lo que cabe a las ocho y en ese momento había parado de llover. Nadie se movió y el juego tal y como se anunció regresó a la actividad a las ocho y media, justamente cuando volvió a llover y se reanudó la tormenta eléctrica. Es ahí donde la liga mexicana se ha quedado corta.

Primero, en transparentar las decisiones. ¿A quién le reportan los umpires que hablan por teléfono? Si el juego era ya legal, ¿por qué se reanudó en medio de una pertinez lluvia agravada por tormenta eléctrica? ¿Quién tomó la decisión de reanudar? Falta transparencia en la liga mexicana de béisbol, pero además hay aspectos más graves que ayer se pasaron por el arco del triunfo.

La decisión de reanudar en medio de la lluvia y con tormenta eléctrica puso en riesgo la integridad de los peloteros, ya que en cualquier deporte profesional, la principal causa de suspensión de partidos son las tormentas eléctricas. ¿Se puso en riesgo la seguridad de los pocos aficionados que se quedaron en el parque? ¿Se puso en riesgo la integridad de los camarógrafos que estaban en los jardines? Todo esto es un grave error del que nadie ha tomado responsabilidad. Nada justifica poner en riesgo la integridad física de las personas.

Los jugadores no estaban cómodos, los jardineros tuvieron problemas para fildear, los infielders lanzaban con mucho cuidado, los pitchers no se acomodaban en la loma de las responsabilidades y varias veces ambos equipos tuvieron que llamar a la cuadrilla de mantenimiento. ¿Para qué cuando el juego era ya legal? La reanudación fue un homenaje al compositor Manuel Alejandro y al cantante Manuel, por la canción seguía lloviendo afuera, ya que desde la séptima hasta la novena se jugó bajo la lluvia.

Si tomamos en cuenta que el play se cantó a las 16 horas con 3 minutos y el juego acabó a las 21 horas con 56 minutos, hablamos de una duración total de 5 horas y 53 minutos, que es demasiado. En el boxscore del juego se explica que en sí el duelo entre poblanos y veracruzanos fue de 3 horas y 29 minutos.