
Sexto Domingo de Pascua “No pierdan la paz ni se acobarden-DaC 184y2i
Descripción de Sexto Domingo de Pascua “No pierdan la paz ni se acobarden-DaC 4e3847
Sexto Domingo de Pascua “No pierdan la paz ni se acobarden-DaC AYUDANOS SUSCRIBETE AL CANAL http://www.youtube.com/@catolicoalgoquesaber 4f5v37
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Hoy, 25 de mayo, la Iglesia celebra el sexto domingo de Pascua. Han pasado cinco semanas desde el gran domingo en que celebramos la resurrección del Señor y empezamos el tramo final de la cincuentena pascual. En esta ocasión la Iglesia nos invita a profundizar la naturaleza del amor divino revelado a los hombres en Cristo Jesús. El amor es unitario, el amor es comunidad y unidad perfecta.
Por Redacción Central para ACIprensa.com Lo que ha mostrado Jesús no es otra cosa que al Padre, y ha llegado el tiempo en el que debe regresar a Él. Sin embargo, no hay razón para temer, ha de llegar el Paráclito, el Consolador, el Espíritu Santo, quien nos lo mostrará todo. La paz permanecerá en nosotros, pues así lo ha dicho Jesús en aquella última cena.
Les dejo la paz, les doy mi paz. Juan 14, 27 Hoy, el coro del Salmo responsorial canta, Que te alaben, Señor, todos los pueblos.
Y escuchemos la voz de Jesús que hoy nos dice, No pierdan la paz ni se acobarden.
Consecuentemente, anunciamos al mundo nuestra alegría, que a cada día de esta semana no le falte un aleluya. La lectura del Evangelio está tomada del relato de San Juan, Juan 14, del 23 al 29, quien prosigue el recuento de esos dichos de Jesús que constituyen su legado más íntimo, entregado a sus apóstoles, y que gracias al discípulo amado podemos conocer con una precisión y profundidad inigualables.
Jesús establece el lazo inquebrantable entre obediencia y amor. Es así como Él se relaciona con el Padre. En consecuencia nosotros, si amamos a Dios, estamos obligados a obedecerle. El que no me ama no cumplirá mis palabras, afirma el Señor. Por el contrario, el que es todo amor y obediencia refleja al Padre con absoluta perfección y anuncia que habrá de volver a Él, sin abandonar a los hombres.
El Espíritu Santo, el amor entre el Padre y el Hijo, será enviado para enseñar todo cuanto necesitemos y nos recordará lo revelado en Jesús. El Espíritu Santo es fuente de todo consuelo y máximo intercesor. Luego, Jesús pronuncia el saludo de la paz. La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden.
Así, el Hijo de Dios, confirma y fortalece a sus hermanos para todo lo que ha de venir.
El Papa Francisco reflexionaba en torno a esa paz de la que habla el Señor. En efecto, Jesús dice, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¿Qué es esta paz que el mundo no conoce y que el Señor nos dona? Esta paz es el Espíritu Santo, el mismo Espíritu de Jesús. Es la presencia de Dios en nosotros. Es la fuerza de paz de Dios. Es Él, el Espíritu Santo, quien desarma el corazón y lo llena de serenidad. Es Él, el Espíritu Santo, quien nos recuerda que junto a nosotros hay hermanos y hermanas, no obstáculos y adversarios.
Es Él, el Espíritu Santo, quien nos da la fuerza para perdonar, para recomenzar, para volver a partir, porque con nuestras solas fuerzas no podemos. Y con Él, con el Espíritu Santo, nos transformamos en hombres y mujeres de paz.
Te invitamos a que compartas esta información para que más católicos lo conozcan. Dale me gusta, toca la campanita, suscríbete y que Dios los bendiga.
Comentarios de Sexto Domingo de Pascua “No pierdan la paz ni se acobarden-DaC 4m1s51