Sabiduría para todos los días, mayo 28 3t715g

Este miércoles, en Sabiduría para todos los días, vamos a hablar del tema testigo creíble.

Nuestro texto es Proverbios 21, verso 28. Dice así en la nueva traducción viviente.

El testigo falso será silenciado, pero el testigo creíble se le permitirá hablar.

Yo soy el pastor Roger Pola. Era mucho gusto compartir contigo la meditación de este día basada en Proverbios.

Una iglesia sin teología, sin duda que es una iglesia destinada a andar de aquí para allá como barco sin timón y expuesta a cualquier viento de doctrina que trate de influir en ella.

Y esto lo vemos todos los días en nuestra propia realidad cercana al observar el surgimiento de muchas iglesias nuevas, pero el cambio de otras más que carecían de una solidez en su doctrina y en su teología.

Digo esto porque a pesar de que estamos en un tiempo de meditación espiritual y aumento de nuestro espíritu, siempre es muy conveniente leer la Biblia, podamos dimensionar algunos temas que en ella aparecen y que trascienden con mucho una lectura devocional. Ese es el caso del tema del testimonio.

Es un concepto central y clave en toda la enseñanza bíblica y amenizaría sin duda que un abordaje profundo y mucho más amplio de lo que nos podemos hacer en esta ocasión.

Adicionalmente, la referencia al testigo en este pasaje está circunscrito a un ámbito mucho más limitado que es el de una situación de un juicio. El testimonio sigue siendo una de las pruebas clave en el sistema legal de muchos países. Por ello, es muy importante tanto para el abogado que acusa como para el que defiende contar con testigos de calidad. Un buen testigo, dicen los que saben, debe contar con alguna de estas características.

Ser coherente en su testimonio, poder ofrecer un adecuado nivel de detalle que muestre que realmente observó lo que afirma, recordar y haber percibido con claridad lo que afirma que observó y también tener un comportamiento no verbal con el testimonio que no deje en entrebicho su palabra. También los factores emocionales que deberá mostrar cuando está ofreciendo su testimonio. A Jesús, recordemos ya en el Nuevo Testamento, le exigían las autoridades religiosas de su tiempo que diera pruebas acerca de la veracidad de su testimonio. Esto lo dice Juan 14, 12, 49 y 50.

También sabemos que Jesús envió a sus discípulos. ¿Para qué los envió? Para que fueran testigos. Esto lo encontramos en Hechos 1-8.

Y la noche en que estaba siendo juzgado el maestro Juan.