
Retratos de la Historia : Juan Pablo I, el Papa de la Sonrisa 403xf
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Rescatamos la figura de un buen hombre, de Albino Luciani, que pasó a la historia como Juan Pablo I, su nombre no estaba entre los favoritos a ser el máximo exponente de la iglesia católica pero su carácter amable, humilde y trabajador se impuso en las votaciones. Ejercicio como pontífice durante 33 días porque una noche de Septiembre de 1978 le visitó la muerte y se lo llevó. Desde ese momento hubo muchas teorías que apuntaban a un asesinato, el Papa quería realizar diferente reformas, quería que la corrupción desapareciera de la banca Vaticana y había tantos intereses políticos que quizás alguien decidió quitarlo de en medio ... Produce : Horror Radio Productions * Vías de o : - [email protected] - @Podcast_HDN (Twitter) - @HDN__Podcast (Instagram) ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/626624 4g6kr
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Quiero hablaros sobre Juan Pablo I, pero antes de ser papa no hay que olvidarse que fue hombre, albino Luciani, el papa número 263 de la iglesia católica.
Así que vamos a aprender un poco más sobre él, a descubrir quién era y qué es lo que pasó durante esos 33 días que estuvo al frente de la iglesia.
Albino Luciani nació el 17 de octubre de 1912 en un pequeño pueblo del norte de Italia llamado Forno di Canale, que hoy se llama Canale d'Agordo, en la región del Véneto.
Era una localidad humilde, rodeada de montañas, donde la vida no era fácil y el trabajo duro era parte del día a día.
Su familia era sencilla y de escasos recursos.
Su padre Giovanni era albañil, un hombre trabajador y de ideas socialistas que había pasado temporadas emigrando en busca de empleo incluso en Suiza y en la isla de Murano, famosa por su vidrio artístico.
Su madre, Bortola Tancón, era una mujer profundamente religiosa y de una gran fortaleza.
Albino era el mayor de cuatro hermanos, Eduardo, Antonia y Federico, aunque este último murió siendo niño.
La familia Luciani, como tantas otras en aquella época, pasó penurias, especialmente durante la Primera Guerra Mundial.
En palabras del propio Albino, ningún periodista podría imaginar el hambre que yo he conocido.
La infancia de Luciani estuvo marcada por la pobreza, pero también por el ejemplo de esfuerzo y honestidad de sus padres.
De su madre aprendió la fe y la vida cristiana, de su padre el compromiso con el trabajo y la palabra dada.
Cuando Albino tenía seis años, recibió el sacramento de la confirmación, pero fue a los diez tras la muerte de su madre y el nuevo matrimonio de su padre con una mujer muy devota cuando nació en él la vocación sacerdotal.
Él mismo contaba que fue gracias a la predicación de un fraile capuchino que sintió la llamada del sacerdocio.
En 1923, con apenas once años, ingresó en el seminario menor de Feltre.
Allí se distinguió entre los demás por su inteligencia y su memoria prodigiosa.
Leía todos los libros que caían en sus manos y recordaba todo lo que aprendía.
Durante los veranos volvía a casa y ayudaba en los trabajos del campo como cualquier otro chico del pueblo.
En 1928 continuó su formación en el seminario gregoriano de Beluno.
Fue ordenado subdiácono en 1934, diácono en febrero de 1935 y finalmente sacerdote el 7 de julio de ese mismo año en la iglesia de San Pedro de Beluno.
Apenas dos días después de su ordenación fue nombrado cura capellán de su ciudad natal y poco después comenzó a dar clases de religión en el Instituto Técnico de Mineros de Agordo.
En 1937, con sólo veinticinco años, fue nombrado vicerrector del seminario gregoriano de Beluno, cargo que ocupó durante una década.
Allí impartió clases de teología dogmática y moral, derecho canónico y arte religioso.
Era conocido por su capacidad para explicar de forma sencilla los conceptos más complicados, una habilidad que más adelante se reflejaría en sus escritos y homilías.
Luciani siguió estudiando y en 1941 comenzó un doctorado en teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
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