Relatos de Terror - Conan, el Bárbaro ( 2 ) ( La Torre del Elefante ) z2b50

La torre del elefante siguiendo hacia el sur y pasando por las abruptas montañas que separan los pueblos y barrios celeste de las estepas tiranías gonna llega finalmente a woods la conocida ciudad de los ladrones de zamora ajeno a la civilización y profundamente anárquico por naturaleza no tarda en encontrar o mejor dicho en ganarse un lugar como ladrón profesional entre gentes que consideran el robo como un arte y una ocupación respetable por ser muy joven aún más usado que amen sus progresos en la nueva profesión son bastante eventos al comienzo las antorchas resplandecían lóbrega mente en las fiestas del mazo donde los ladrones celeste celebraban el carnaval por la noche en el mazo podían estar de juerga y hacer todo el ruido que quisieran puesto que las personas decentes evitaban esos barrios y los guardianes bien pagados con monedas de todas clases no interferían en sus diversiones a lo largo de las callejuelas tortuosas y sin empedrar llenas de basura y de charcos fangosos los juerguistas borrachos caminaban tambaleándose gritando estrepitosamente el acero relucía en las sombras de donde provenían las risas estridentes de las mujeres y los ruidos de escaramuzas y peleas la pálida luz de las antorchas se reflejaba a través de las ventanas rotas y de las puertas abiertas de par en par y en el exterior el olor a rancio del vino y de los cuerpos sudorosos el clamor de los bebedores que golpeaban las dudas mesas con los puños y cantaban canciones obscenas sorprendían como una bofetada pleno rostro las risotadas resonaban estrepitosamente en el techo bajo y manchado por el humo de uno de aquellos antros donde se reunían pícaros de todo tipo luciendo toda clase de andrajos y harapos había rateros furtivos raptores lascivos ladrones de dedos ágiles bravucones jactanciosos con sus mozas mujeres de voces estridentes vestidas con ropas no menos chillones los bribones del lugar eran mayoría amoríos de piel oscura o y ojos negros con dagas en sus cintos y astucia los corazones pero también había allí lobos de varios pueblos extranjeros llamaba la atención gigante hiperbóreo renegado taciturno peligroso con un sable colgando de su lúgubre y feroz corpachón puesto que los hombres llevaban el acero sin disimulo en el mazo había también un falsificador llenita de nariz ganchuda y rizada barba de color negro azulado y poco más allá una moza britannia de mirada descarada sentada sobre las rodillas de un nombre de cumberland de cabello leonado se trataba de un mercenario errante un desertor de algún ejército derrotado y el obeso y grosero bribón cuyas bromas procaces eran motivo de regocijo general era un secuestrador profesional que había venido de la lejana tierra de oz para enseñar a los amoríos a raptar mujeres si bien estos conocían mucho mejor este arte de lo que aquel hombre pudiera saber jamás el cotidiano hizo una pausa en la descripción de los encantos de una de sus posibles víctimas y se llevó a la boca una enorme jarra de espumeante cerveza luego se lamió los gruesos labios y dijo por dios de los ladrones que voy a enseñarles cómo se roba una mujer estará del otro lado de la frontera de zamora antes del amanecer y allí habrá una caravana esperándola un conde de ofir me prometió trescientas piezas de plata por una esbelta joven betún y de buena familia estuve vagando varias semanas por las ciudades fronterizas donde me hacía pasar por mendigo hasta que encontré una que valiera la pena que hubo a esta golfa cuando terminó de decir esto echó al aire y un beso lascivo conozco señores de cem quedarían por ella el secreto de la torre del elefante dijo volviendo a su cerveza alguien tiró de la manga de su túnica y el hombre volvió la cabeza frunciendo el entrecejo por la interrupción de entonces a un joven alto y corpulento que se encontraba de pie a su lado el desconocido estaba tan fuera de lugar en ese antro como un lobo gris entre las ratas de las cloacas su pobre y raída