
Descripción de Reflexión sobre BlueSky 2l6b
En las últimas semanas ha habido una “espantá” desde la red X, antes conocida como Twitter, a BlueSky. Curiosamente se ha producido en aquellas cuentas que tenían problemas en X para reproducir sus ideologías pues rápidamente sus post eran refutados por notas de la comunidad que dejaban claras sus “vergüenzas”. Conozco BlueSky desde el principio, cuando sólo se podía entrar con invitación, y antes y ahora más, me parece un absoluto desierto, una copia entre otras redes más conocidas como Mastodon, aunque esta tiene alguna más repercusión, o redes como Gab, Parler o Getrr. Y hablo con conocimiento de causa porque estoy en todas ellas. Puedes leer más y comentar en mi web, en el enlace directo: https://luisbermejo.com/terror-en-lo-cotidiano-luisbermejo-com-06x28/ Puedes encontrarme y comentar o enviar tu mensaje o preguntar en: Web: https://www.luisbermejo.com. X: https://x.com/LuisBermejo Instagram: https://www.instagram.com/luisbermejo/ Facebook: https://www.facebook.com/lbermejojimenez/ Twitter/Instagram/Telegram: @LuisBermejo Canal Telegram: https://t.me/LuisBermejoPodcast Grupo Whatsapp: https://chat.whatsapp.com/FQadHkgRn00BzSbZzhNviT Y si me quieres invitar a un café: Paypal: https://paypal.me/Bermejo Bizum: +34613031122 ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/175707 3r3e2
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Luisbermejo.com podcast. Un programa dirigido y presentado por Luis Bermejo. Confieso que cuando tuve conocimiento de la aparición de Blue Sky, me apunté a su programa beta. Era muy difícil entrar. Tenías que apuntarte a una lista y esperar días, semanas, a que te invitaran, o tener una invitación de alguien que ya estuviera adentro.
Blue Sky se ha convertido en su corta existencia, desde que es pública, en ese rincón de internet donde las almas más apacibles se congregan para compartir pensamientos, cuidadosamente filtrados como si estuvieran escribiendo frases coelianas, en un libro de recuerdos donde los invitados dejan mensajes para unos recién casados. Es un universo conversacional donde Twitter, X, es un after lleno de trolls en plena combustión, y Facebook se ha convertido en la feria del reencuentro con un tío conspiranoico y tu amor platónico de educación infantil.
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Blue Sky emerge como un espacio pulcro donde la polémica muere antes de nacer y donde la gente se comporta como si estuviera en una entrevista de trabajo perpetua. Blue Sky prometió ser el nuevo Twitter, pero sin lo que lo hacía entretenido. Es decir, el caos, el drama o los posts que cancelan candidatas a los Oscars en menos de 24 horas.
En lugar de eso, nos ha entregado un jardín zen digital, donde nadie levanta la voz, nadie dice nada comprometedor y por supuesto nadie se divierte. Conozco por lo menos un caso donde alguien que hizo esto fue expulsado de la red. No se sabe muy bien cómo, pero lo expulsaron.
Curioso. Cuando uno se registra en Blue Sky, la sensación es parecida a entrar en la biblioteca de un monasterio del siglo XVIII.
Todo es silencioso, ordenado y dominado por una extraña calma que, lejos de tranquilizar, genera una angustia existencial. No hay hilos incendiarios, no hay peleas de fandoms, no hay ni siquiera un buenos días con 300 respuestas sarcásticas.
Sí, puedes escribir tus pensamientos, pero la pregunta es, ¿qué sentido tiene si nadie los va a convertir en carnaza para el entretenimiento de las masas? Porque esa es la gran ironía de Blue Sky. ¿Todo está tan estructurado para que la gente se sienta cómoda? Que se ha convertido en un lugar donde la conversación muere por asfixia.
El diseño descentralizado y la falta de algoritmos agresivos hacen que el contenido apenas circule.
Es como intentar encender una fogata con hielo. Blue Sky tiene s, sí, unos 32 millones, según las últimas cifras, que lo convierten en el mayor pueblo fantasma digital. La mayoría de las cuentas parecen estar ahí por obligación. Como si hubieran migrado solo para poder decir, yo también me fui de X. Y luego se olvidaron de que existía.
Publicas algo, esperas una reacción y… Nada. Silencio absoluto. Es como gritar en una cueva y que ni siquiera el eco te responda. En X, al menos, siempre hay alguien dispuesto a insultarte.
Darte like por accidente o retuitearte con un comentario sarcástico. A veces con mucha mala leche. En Blue Sky, tus publicaciones caen en un vacío existencial, digno de un documental sobre la soledad de los peces abisales, narrado por Bernard Herzog.
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