
Descripción de Reesénciate 6n61x
En este episodio de Infinito, TÚ, te invito a re-esenciarte, a reconectar con tu verdadero yo, ese que alguna vez fuiste y que, con el tiempo, ha quedado sepultado bajo capas de expectativas, normas y miedos. Cuando éramos niños, estábamos más conectados con nuestras necesidades, con nuestro cuerpo y con nuestra verdad. Pero al crecer, aprendemos a adaptarnos, a ponernos máscaras para encajar, para ser aceptados. A través de ejemplos cotidianos, te muestro cómo la celebración de ciertos comportamientos y la censura de otros generan sombras en nuestra identidad, haciendo que nos alejemos de nosotros mismos. Lo veo en mis sesiones de coaching: personas que han dejado de hacer lo que aman, que se sienten incómodas en su propio trabajo, en su propia vida, porque han priorizado lo que los demás esperan de ellas. Volver a la esencia es un proceso. Es aprender a reconocer nuestras creencias limitantes, identificar nuestros valores, recuperar aficiones que nos hacían vibrar, rodearnos de personas con las que podamos ser nosotros mismos y, sobre todo, aprender a decir que no. La verdadera libertad llega cuando nos atrevemos a ser quienes realmente somos. ¿Te animas a re-esenciarte? Contáctame en LinkedIn y hablamos https://www.linkedin.com/in/maribeljimenezatienza/ 6f6j5w
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Te doy la bienvenida al podcast infinito tú. Un espacio para reencontrar tu esencia,
reilusionarte, reprogramarte, relacionarte y reagendarte. La empresaria y coach integrativa
Maribel Jiménez Atienza, autora del libro Coaching para la felicidad cotidiana, te explica con ejemplos
prácticos claves para reencontrarte y alcanzar ese estado que te permite conectar contigo y con el
mundo. Sí, bueno, en el capítulo de hoy vamos a hablar de la esencia de la identidad. Bueno,
se llama reesenciarte, que es un término que nos inventamos básicamente para decir,
oye, vuelve a la esencia. Es la alusión a volver a tu verdadera identidad, a tu verdadero yo. ¿Por
qué yo le pongo el re delante? Pues porque yo estoy convencida de que algún día estuvimos ahí,
en la esencia. Entonces, reesenciarte es recuperarte, recupera tu eje y vuelve a tu
centro. ¿Para qué? Para que todas las decisiones y todas las cuestiones que quieras solventar o
todos los retos que se pongan delante de ti en la vida, pues los solucionas desde ahí, ¿vale?
Y a veces me preguntáis, oye, ¿y cuándo tuve yo esa esencia, no? ¿Cuándo estuve yo ahí? Bueno,
pues sin duda, lo primero que se me ocurre es decirte que de niño uno está en esa esencia,
en ese eje, ¿no? Tiene muchísima más conexión con su cuerpo y con sus necesidades y con todo
lo básico incluso. Por ejemplo, si tú ves a un niño, cuando tú le dices, cómete la crema de
verduras que es muy buena para ti, pues si él no quiere comérsela, pues es capaz de patalear,
es capaz de gritar, de berrear y de tirarse al suelo por no comérsela. O si le dices,
oye, saluda a la vecina y sé educado, pues si no quiere, no lo va a hacer. Y es porque,
sin duda alguna, está mucho más conectado con su propia necesidad básica que con la necesidad
que tenga de quedar bien o con otras necesidades más sofisticadas que él todavía no conoce.
Entonces, está muy bien ese ejemplo porque, claro, de alguna manera es muy gráfico, ¿no?
Y como los niños cuando tienen hambre o cuando tienen frío o cuando tienen sueño, pues los
presan y los presan de la forma que sea para que les hagas caso porque no tienen esos condicionantes,
no tienen esos filtros. ¿Con el tiempo qué le pasa a esa conexión? Pues corre el peligro de
ir diluyéndose. Bueno, es normal también, claro, cuando tú tienes 12 años y no quieres estudiar
la prehistoria, pues no te vas a poner a berrear y a tirarte al suelo. Está claro que vas conociendo
las normas sociales, vas intentando o vas aprendiendo a expresar tus necesidades de
una forma mucho más contenida, vamos a decir. Pero claro, una cosa es la forma y otra cosa es
el ir diluyéndose y no saber expresar o conectar con lo que te pasa. Entonces,
hay muchas gamas de gris entre conectarse y no conectarse, muchas gamas de gris.
¿Cuándo empieza uno a desconectarse? Bueno, pues se empieza a desconectar por muchos motivos,
pero para mí hay dos que son muy obvios. Uno es la celebración. Es decir, por ejemplo,
imagínate que tú eres un niño o una niña y todo el rato te están celebrando lo guapa que eres,
lo buena que eres, fíjate qué callada, qué primorosa, qué maja, es que no hace ni un ruido,
es que no sé qué. Bueno, pues claro, lo que va interpretando tu subconsciente como niño,
lo que va interpretando es, bueno, esto es lo que parece que está premiado,
el ponerme así de disciplinada, de primorosa, de silenciosa, etc. Entonces, ¿qué pasa? Que si yo
en algún momento tengo algún tipo de idea de ponerme a cantar o a bailar o ser ruidosa o a
jugar a fútbol, pues claro, eso lo voy a meter debajo de una caja con siete llaves y eso se va
a llamar la sombra. ¿Por qué? Pues porque eso parece que no está tan premiado, no está celebrado,
entonces no será tan bueno ser así, entonces me conviene más ser la otra cosa. Entonces,
a esa otra cosa se le llama la máscara, que es como el disfraz que te vas poniendo tú para
encajar en todos esos contextos, como que parece que eso está mejor visto. Y luego hay otra cosa,
que es la censura. Es decir, imagínate por cosas de la vida, tú caes con unos padres que tienen que
trabajar mucho o que necesitan concentrarse, que pasan una época de su vida en la que hay
un ambiente en casa en la que hay que estar todos en silencio, por cuestiones de trabajo o lo que
sea. ¿Qué pasa? Que si yo soy de montar teatros y de correr por el pasillo, pues claro, si me
regañan varias veces porque estoy haciendo ruido. Y que conste que cuando hablo de padres,
yo soy madre también, y de ninguna manera lo digo como censura a los padres, sino que es que esto
pasa y que a veces el día a día, pues bueno, no te permite coger conciencia. Entonces, ¿qué ocurre?
Si te censuran esa espontaneidad, pues eso, ¿no? De nuevo, pues eso que parece que no está bien
visto, que a mis padres, que yo les iro tanto, me lo censuran, pues yo lo meto de nuevo,
se convierte en la sombra, ¿no? Es que lo meto en esa caja y lo guardo también, o sea, bajo siete
llaves, ¿no? Porque, bueno, porque eso no me viene bien. No me viene bien porque me regañan,
soy la mala y no. Entonces, bueno, así es como nuestra identidad empieza a estar confusa, ¿no?
A decir, bueno, yo no sé si soy la espontánea o la calladita, ¿vale? Porque, claro, si yo soy
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